XVII

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- La reunión:

- La ligera brisa de aquel amanecer le hacía sentir a mi cuerpo tranquilidad; al subir a ese tren hacia Elwick después de lo sucedido, percibía que ya solo podía ir a mejor. Hace meses que no contactaba con Scott Weaver; ambos fuimos juzgados, a mí me acusaron de alteración al orden público y por entorpecer una investigación a la que supuestamente no pertenecía desde hace un largo periodo de tiempo; y a Scott Weaver, por el asesinato de Arlene Pemberton.

Me condenaron con lo más preciado al inhabilitarme de mis funciones en el cuerpo de la policía, mientras que a Scott Weaver le declararon inocente al haber sido en defensa propia, quedando así la investigación cerrada hasta nuevo aviso. Realmente anhelaba el volver al oficio, aunque ese pensamiento no se mantendría por mucho tiempo; repentinamente sonó el timbre correspondiente a la entrada.

Me dirigí atravesando las diferentes estancias del hogar hasta presentarme, giré el pomo de la misma y abrí, con el asombro de que tras ella no permanecía nadie. Dirigí la vista hacia abajo y me topé con un sobre que parecía poseer cierto contenido; lo afiancé y me introduje nuevamente en la vivienda. Anduve hasta el recibidor donde guardaba un abrecartas y me dispuse a descubir el contenido que poseía.

Únicamente del interior extraje un folio escrito a mano:
"Querido inspector Elliot Britt, tengo el placer de invitarle a un misterio. Ha sido elegido junto a otros nueve participantes para disfrutar de una velada muy especial. Si consigue descubrir el enigma que le propondré, recibirá la mayor recompensa que pueda imaginar. Sé que esta carta le puede parecer extraña, pero usted fíese de lo que diga su instinto ya que lo que se ve, no siempre es la realidad. Si decide acudir a dicho evento, deberá hallarse esta medianoche en el puerto de Elwick, donde un barco le recogerá para conducirle hasta el lugar donde se realizará.
Firmado: Señor Gris ".

Era la oportunidad que estaba esperando para regresar a mi trabajo, y la proposición de resolver un gran misterior me incitaba aún más a acudir. Tomada una decisión, me dirigí a mi estancia e inicié a preparar el equipaje que me llevaría. El reloj marcaba las 11:00 p.m., por lo que opté por encaminarme al lugar donde aguardaban mi llegada.

La oscuridad que predominaba en las avenidas me imponía y me producía temor por el desconocimiento que tenía acerca a lo que me exponía. Una vez comparecido en la zona de encuentro, observé cómo una pequeña embarcación se iba acercando más cada instante hasta detenerse en el puerto. Apagado el motor y las escasas luces que poseía, descendió un hombre y se desplazo hasta mí.

● Maestre: ¿Es usted Elliot Britt? - Dijo en la penumbra.

● Elliot Britt: Así es. - Dije firme.

● Maestre: De ser cierto, debemos embarcarnos cuanto antes. - Dijo mientras se encaminaba nuevamente hacia el navío.

Proseguí sus pasos a través del embarcadero y se dispuso a surcar el agua hasta el sitio donde se inauguraría el acontecimiento.

● Elliot Britt: ¿Podría preguntarle por su nombre? - Dije con la intención de emprender una charla.

● Maestre: Me temo que no estoy autorizado a proporcionarle esa información.

● Elliot Britt: ¿Y el lugar al que nos dirigimos?

● Maestre: "Holy Island"; debería de acomodarse, cuando atraquemos le avisaré para que tenga conocimiento de ello.

Me coloqué en uno de los asientos que rodeaba una mesa en el interior, ascendí mi maleta y la dispuse en ella. Deslicé la cremallera dejando al descubierto lo que guardaba, y me dispuse a rebuscar con la intención de hallar una libreta que había decidido llevarme en el último momento.

Destapé la pluma y comencé a escribir; después de haberme encontrado en la obligación de abandonar todo lo relacionado con los crímenes, disponía de una gran cantidad de tiempo con el que no sabía en qué invertirlo; por lo que opté por seguir realizando mis investigaciones de manera oculta e individual.

En ella era capaz de observar la recopilación de los casos anteriores que habia resulto, y la manera en la que lo había conseguido, pero uno de ellos destacaba frente a los demás. El asesinato de Agatha Christie aún estaba presente en mis razonamientos al no haber sido capaz de resolverlo. Súbitamente, el navío comenzó a reducir su velocidad hasta quedar estático; me incorporé y me dirigí a la proa.

● Elliot Britt: ¿Ocurre algo por lo que deba preocuparme?

● Maestre: Acabamos de llegar. - Dijo señalando el puerto.

Sujetó unas cuerdas, descendió y las amarró.

● Maestre: Ahora debe dirigirse a la carretera, allí le estará aguardando un vehículo que le conducirá a la casona.

Me entregó mi equipaje, guardé la libreta en mi gabardina y me dirigí al lugar de recogida. Atravesé diferentes vías que me condujeron a una avenida alumbrada por escasas farolas; entre la espesa niebla divisé un automóvil oscuro y me aproximé. Del interior, descendió una persona trajeada que se encaminó a la parte trasera.

● Chofer: Buenas noches Señor Britt. - Dijo mientras entre abría la puerta.

Me adentré en el coche y puso rumbo; ascendimos por rutas con abundantes curvas y escasa visibilidad hasta presentarnos en el emplazamiento más alto de la ínsula. Al bajar, visualicé un sendero de piedras que conducía a una fachada de aspecto descuidado.

● Chofer: Cuando usted precise puede dirigirse a la entrada. - Dijo al observar que me encontraba algo confuso.

Me depositó las maletas junto a mí y distinguía cómo iba desapareciendo entre la calima; decidí afianzarlas y pausadamente me iba aproximando cada paso que daba hacia delante. Al encontrarme ante aquel portón comencé a contemplar mis alrededores en busca de hacer notar de alguna manera mi llegada; pero observé en él una abertura que fue haciéndose más considerable hasta desvelar a una mujer tras ella.

● Doncella: Adelante, el resto de las personas se encuentran en sus respectivos aposentos.

● Elliot Britt: ¿Soy el último en asisitir? - Dije extrañado.

● Doncella: Así es; sígame, le llevaré a su estancia.

Anduvimos por corredores angostos que dirigían a un patio interior donde se localizaban las habitaciones.

● Doncella: He de decirle que no se encuentra hospedado en solitario. - Dijo mientras se alejaba.

Giré el picaporte dejando al descubierto la estancia; al adentrarme fui consciente de que aquella persona con la que compartiría alojamiento estaba dentro al percatarme de una silueta de espaldas en el balcón.

● Elliot Britt: Hola, me llamo Elliot Britt. Me temo que durante nuestra permanencia aquí, nos veremos en numerosas ocasiones. - Dije en un tono irónico.

Esa persona al escuchar mi voz se giró y pude identificarle, lo que causó que me entumeciera. Volvíamos a encontrarnos, a vernos las caras; nuevamente estaba frente a Scott Weaver.

El misterio de Anne GallahanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora