CAPÍTULO 4

1.4K 120 4
                                    

No tenía escapatoria alguna.

El dragón lo tomó con sus fuertes garras, levantándolo y manteniéndolo arriba del frío e infinito vasío, estando a punto de tirarlo directo a su muerte.

Vegetta, entre dolor y esfuerzo logró sostenerse de la mano de su oponente, evitando caer de aquella isla en la que se encontraban, tenía ambos brazos rotos, pero no le impediría ganar a toda costa esta batalla. El dragón dejó escapar una risa fuerte y burlona, mirando a su pequeño oponente, que llevaba débilmente la mano hacia su bolsillo.

-¿Sabes? Es una lástima tener que matarte, me divierte torturarte. Es igual de divertido que cuando éramos niños y jugábamos día y noche sin importarnos qué ¿Recuerdas esos tiempos? Pero como ya dije, es una lástima tener que arrancarte la cabeza y devorar cada una de tus órganos, aunque será un verdadero manjar...

Vegetta se mantuvo quieto, sus jadeos y quejidos no eran ni una milésima parte de todo el dolor que sentía en todo el cuerpo, era como mil espadas atravesando su carne y destrozando sus huesos. Su pobre vista de iba perdiendo en el oscuro cielo del Final, apenas alcanzaba a escuchar a su contrincante, los latidos de su propio corazón era lo que acaparaba sus oídos en este instante, y estos iban desapareciendo poco a poco.

Con los pocos alientos que le quedaban pudo mover los labios y pronunciar unas débiles y temblorosas palabras.

-...O-Olvid... ol..vidas... un pequeñísimo... det... detalle... -Su voz moribunda llegó a los oídos del dragón, que lo miró con burla y malicia a la vez.

-Y... ¿Cuál podría ser ese... detalle? -Su voz apenas llegó a los oídos de Vegetta, pero al escucharlo este sonrió con las pocas fuerzas que su moribundo cuerpo aún tenía.

El príncipe de cabello puntiagudos sacó la mano de si bolsillo, mostrando una ender perla medio agrietada, que apenas se sostenía en la mano de Vegetta. El dragón lo sostuvo desde la ropa, esperando la respuesta de su pequeño enemigo. -... Q-Que... -Levantó lentamente la mano con la que traía la perla, ya manchada de su sangre. -... el k-karma... siempre es... tá... de mi lado... -Y así, confiando en su ya nula vista y energía, lanzó la perla por los aires, con las esperanzas de que su última oportunidad de sobrevivir no le traicionara.

Esta, recorriendo velozmente los cielos, llegó a los pies de una de las torres de obsidiana. Tele transportando a su portador inmediatamente, sin que el dragón pudiera impedirlo. Vegetta miró a su al rededor, sin perder un sólo segundo más, tomó una pequeña poción que guardaba en su bolsillo izquierdo, viendo como sus heridas se regeneraban a la velocidad del sonido, su visión se recuperaba a niveles tan altos que incluso podía ver, entrecerrando los ojos, las minúsculas partículas que vagaban por el aire. Su oído se volvía más agudo, al igual que el tacto y el olfato. Sus heridas terminaron de cerrarse, sus huesos se rearmaron nuevamente y sus músculos se regeneraron. La sangre en su cuerpo corría con velocidad, su corazón acelerado estaba por salirse de su pecho, cada parte de él se envolvía en energía. Sintiendo un hormigueo brusco y fugaz por la piel. Se levantó, encontrándose con la mirada asombrada y furiosa de su enemigo, que se encontraba al otro lado de la isla flotante. Observando cada uno de sus movimientos, el dragón no podía creer lo que había presenciado en aquel momento de batalla, cuando casi tenía la victoria en sus manos. Estaba atónito, perplejo ante lo que vió hacer a su contrincante, que estaba rodeado en un intenso tono de morado, flotando a su al rededor, como si de una energía inimaginablemente poderosa manipulara su cuerpo y su alma, una energía que hacía temblar el suelo en donde se encontraba, haciendo aparecer pequeñas grietas en este. Vegetta dió unos pasos al frente, mirando de reojo a su hermano dragón, atento y vigilando lo que hiciera.

-¿Ya lo ves? El karma está de mi lado, no es bueno que juegues con esta bestia... -Murmuró en tono serio, confiado y burlón a la vez. Como ya sabemos, Vegetta es alguien que jamás se rinde, jamás, siempre busca la manera de ganar lo que quiere, en este caso, a Willy. -Oh ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el ratón? -Hizo enfurecer a su enemigo, haciendo que se abalanzara hacia él, con la única intención de devorarlo de un sólo bocado, y de destrozarlo entre sus filosos dientes.

WIGETTA LOVE ¿UN PEQUEÑO AMOR MÁS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora