Capitulo 10. La energía de Destrucción

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Las personas se acercaban cada vez más amenazantes, Milk no lo dudó y comenzó a golpearlos para que no se acerquen. Pronto Trunks y Eri la siguieron, pero la gyneana reunió rápidamente a ambos junto a ella.

—Esto les ayudará a noquearlos—Exclamó Eri tomando sus manos. Pronto comenzaron a tomar una tonalidad rosa, para ellos se sentía algo extraño—. Ellos poseen la energía de destrucción, deben golpearlos con la energía contraria para volver nulo su poder ¿Entendido?

— ¡Sí!—Exclamó animado el pequeño, comenzando a pelear con energías.

—Vaya, se sienten más cálidas y livianas—Milk miraba sus manos extrañada, pero luego comenzó a luchar también.

Eri sonrió ante ellos, contaba con ayuda para cumplir con lo que le habían encargado. Pronto se les unió, pero no duró mucho. Se sentía muy débil por culpa de su padre, no contaba con demasiada energía, estaba desvaneciéndose lentamente.

— ¿Señorita, que sucede?—Cuestionó el niño al presenciar su agotamiento.

—E-Estoy bien, enano... Tranquilo, Trunks— Exclamó sonriente, su voz quebrada hacía notar que era mentira lo que afirmaba.

— ¿Segura? Esto no debería afectarte, eres una gyneana y a tu padre esto no le cansa—Explicó el pequeño, Eri suspiró resignada.

—Si, pero... no deseo tener mi verdadera forma—Desvió su mirada hacia el suelo— ustedes me temerán.

— ¿Bromeas?—Cuestionó el pequeño sorprendido.

—Tú ya eres uno de nosotros, no huiremos de ti—Explicó Bulma sonriente con el apoyo de Milk.

Eri las miró preocupada, pero luego sonrió contagiándose de su confianza. Cerró sus ojos, se elevó unos centímetros del suelo y reveló su verdadera forma. Ella era la figura femenina de color rosa que habían fotografiado en la revista de Bulma. Su tono era más suave al que los demás.

Ella comenzó a atacar a las personas con pequeñas bolas de energía capaces de anular la que poseían en ellos. Pronto la sorpresa se borró de todos y comenzaron a enfocarse a eliminar a la amenaza. El pequeño Trunks se veía bastante divertido, lo que intrigó a Eri.

— ¿Por qué estás tan contento?—Cuestionó sin quitarle la vista a los contrarios.

— ¿Por qué no lo estaría? Esto es igual a un videojuego de zombies— Exclamó con alegría.

—Qué cosas dices...—Desvió su mirada hacía él confundida, pero luego volvió a la acción al sentir a un enemigo cerca de ella.

Mientras tanto, en la costa el Rey no dejaba de ser un problema. Con sus palabras había dejado preocupado a Goku, quién se enojó con tan solo pensar que le haría algo a su esposa Milk del futuro. Vegeta aún continuaba recuperándose, Trunks se había acercado a él para serle de utilidad por si sucedía algo. Gohan quedó respaldando a su padre, aunque deseaba ir a ver cómo estaban las cosas en Capsule Corporation.

—Maldición, ¡No te atrevas a tocas a Milk ¿Oiste?!—Exclamó furioso.

— ¿Porqué no lo haría, o acaso lo olvidaste por completo?— Cuestionó Sabik mientras se acercaba a él de manera sutil—Tu no existes en este futuro, le haría un favor al matarla, así no sufriría de tu ausencia—Explicaba de manera manipuladora casi susurrándole—, en especial después de haberte visto de nuevo—Agregó rápidamente.

—Eso es una mentira ¡Nadie alcanza la felicidad al morir!— Comentó Gohan.

—Así es, Milk es una mujer muy fuerte que ha sabido mantener vivo el recuerdo de su esposo en sus acciones. Ella, tanto como mi madre, deseó que se haga justicia de sus pérdidas a través de la paz del planeta—Explicó Trunks.

Dragon Ball Z: La energía de destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora