En el pasado, Trunks se estaba alistando para volver a su tiempo. En el jardín, estaba despidiéndose de sus amigos, quienes jamás le dieron la espalda cuando necesitó de su ayuda. Sin dudas los extrañaría, estaba consciente de que esta era su última oportunidad para verlos. La máquina del tiempo se imponía justo en el centro del lugar, con un brillo del sol reflejándose en el vidrio de su cabina. Todos la quedaron mirando, Trunks lanzó un suspiro algo pesado.
—Muy bien, creo que este será un adiós— Exclamó con tristeza acercándose a la máquina, luego volteó suavemente a observarlos con un poco de tristeza en sus ojos.
—Odio las despedidas—Comentó Krillin a lo bajo, un poco cabizbajo.
—No te preocupes, hijo, aunque no podamos vernos, no significa que no estaremos contigo—Exclamó Bulma optimista, levantando un poco el ánimo de todos presentes.
—Tienes razón Bulma. No debes pensar en que no nos volverás a ver, Trunks, piensa en los recuerdos que te llevarás de nosotros—Continuó Gohan sonriente, contagiándose del ánimo de Bulma.
Trunks respondió a sus palabras con una cálida sonrisa, dándole la razón. No se preocupó por no volver a verlos, pues en su memoria seguirían los momentos que él jamás hubiera logrado sin conocerlos: encontrarse con su padre Vegeta y tener la oportunidad de entrenar a su lado, luchar junto a él y el señor Goku, volverse más fuerte y ser capaz de derrotar a los androides de su tiempo y a Cell. Cambiar su futuro y el de muchas personas más.
Una pequeña vocecita a la distancia detuvo su vuelo para entrar a la cabina de la máquina. Pronto volvió al suelo y se volteó para atender a ese llamado. Pudo ver al pequeño Trunks corriendo hacia él con prisa, trayendo algo en un bolso sencillo de color blanco.
— ¡Espera, por favor!—Exclamó. Al llegar le entregó el bolso con una sonrisa en su rostro—. Ten, por favor, entrégale esto a la señorita Eri—Rió un poco. El adulto lo tomó y, con curiosidad, lo abrió un poco para observar que había allí adentro. Pudo reconocer que se trataba de una consola de videojuegos, con un título que le llamó bastante la atención.
— ¿El pueblo zombi 4?— Leyó en voz alta, un poco extrañado.
—Así es, nombré el juego y ella deseaba conocerlo... Bueno, ella sabrá. Ambos nos entendemos— Explicó, mostrándose un poco pícaro.
—Ya, galán ¿Seguro que no lo haces porque yo te dije que lo tiraras?— Recordó Bulma, arqueando un poco su ceja.
—Esos son detalles— Expresó sonriendo un poco nervioso, rascándose la cabeza.
Las risas de todos resonaron en el lugar, manteniéndose en la memoria de Trunks para toda su vida. Se despidió de todos con una gran sonrisa, dándoles las gracias por todo lo que han marcado en su vida. Entró a la máquina del tiempo y, con un gesto de su mano, se desvaneció en el aire, dando comienzo a su último viaje en el tiempo.
En el futuro, Eri y Bulma continuaban con su conversación, tomando té tranquilamente en la sala de la Capsule Corp. Pronto notaron un ruido extraño que provenía de afuera, Bulma se apresuró a asomarse a la ventana y reconoció al instante de qué se trataba.
— ¡Trunks ya llegó!— Exclamó con alegría, dejó la tasa sobre la mesita de té y rápidamente salió a recibirlo. Eri se asomó a la entrada, juntando sus manos a lo bajo.
—Madre...—Nombró suavemente, pudiéndose notar su seriedad con un breve brillo en sus ojos de tristeza—Debo hablarte de algo.
Bulma asintió con su cabeza y se dirigió hacia adentro nuevamente, Trunks se quedó atrás para guardar la máquina del tiempo. Al darse la vuelta, pudo ver a Eri con una expresión un poco tímida. Ella le dirigió su mirada al ver que Trunks se acercaba a ella, pero él estaba más serio de lo que recordaba. No tardó mucho en preocuparse.
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Dragon Ball Z: La energía de destrucción
FanfictionFinalmente, luego de que Trunks acabara con los malvados androides del Dr. Gero, la paz se establece en la Tierra. Luego de seis años de resconstrución, el planeta volvió a ser lo que era antes, con la esperanza de que ningún mal volviera a amenazar...