Capitulo 11. La bastarda

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¡Hola a todos!

Déjenme dedicarles un feliz año nuevo a todos los que lean esto. Espero que la hayan pasado genial junto a sus seres queridos, sé que es un poco tarde para esto.

Quería decírselos antes, pero me tomó tiempo escribir este capítulo, es el más largo de todos. Creo.

Debo decirles que necesitaba contarles la historia completa de Sabik, en vez de resumirla en simples palabras. Espero que disfruten de este capítulo.

¡Gracias por leer!

El poder de Sabik había aumentado considerablemente, los guerreros se encontraban en un gran aprieto. El Rey se encontraba atacando sin coherencia a cualquier cosa que veía en movimiento. Luego de tanta energía desperdiciada, lamentablemente, pudo dar con un blanco: Gohan. Luego del impacto, cayó a un hoyo cerca del bosque. Se lo oía gemir suavemente de dolor, pero no estaba herido de gravedad.

Sabik se acercó a él y comenzó a tomar de su energía, mientras reía de manera aterradora. Goku estaba enfureciéndose ante la situación, pero sabía que no lograría hacer nada. Aún así no podía dejar a su hijo solo.

— ¡Gohan!—Gritó Trunks al ver la escena.

—Maldito ¡Deja a mi hijo!—Exclamó Goku acercándose a él para golpearlo de manera impulsiva.

Él ya no iba a retroceder, pero algo hizo que se detuviera. Una pequeña esfera de poder dirigida hacia Sabik los interrumpió. El Rey dejó a Gohan, mostrando un perfil más calmado, y dirigió toda su atención a aquella personita que le había atacado débilmente.

— ¡Deja en paz al hermano de Goten!— Ordenó el pequeño Trunks.

— ¿Un niño, de veras? Que pérdida de tiempo, ¿Por qué no vas a jugar con tus juguetes antes de que te haga ir a llorar con tu mami?—Sabik había dejado a un lado a Gohan, para encargarse rápidamente del niño.

La tensión entre ambos estaba latente entre el silencio, se clavaron las miradas viendo quién se rendía primero. Sabik estaba alerta por si algún aliado del niño deseaba ayudarlo, pero éstos se percataron de un pequeño detalle que él no sabía. El niño no retrocedió y la paciencia del Rey se agotaba, por ello, lanzó una ráfaga de energía directa al pequeño Trunks, estaba destinada a matarlo. El niño se había quedado paralizado, simplemente, la tensión no le permitía mover ni un músculo.

De repente, a su lado, sintió a una figura brillante pasar rápidamente. Se ubicó delante de él y respondió al ataque, logrando anularlo. Sabik se mostró enojado al saber de quién se trataba.

— ¡No toques al enano!—Exclamó.

— ¿Señorita Eri?—Nombró el niño mirándola con alegría.

— ¿Eridani? Al fin das la cara—El rey Sabik la miró con una sonrisa burlona—. Disfrutaré el destruirte primero.

Al terminar de pronunciar esas palabras, comenzó a atacarla. Ella se protegía, tratando de que no le haga daño.

Todos quedaron viéndola, el niño corrió a ubicarse cerca de su padre Vegeta. Él estaba al lado de su versión adulta, quién estaba admirando con asombro en lo que Eri se había convertido. Goku se acercó a ellos sin perder de vista lo que sucedía en los cielos, traía a Gohan consigo. Estaba un poco débil, como le había sucedido a Vegeta unos momentos antes, pero él no deseaba recostarse en el suelo. Pronto, él noto algo que comenzó a inquietarse y no tardó mucho en contárselo a los demás.

—Está logrando romper la guardia— Exclamó con un tono débil en su voz, a penas se logró oír lo que decía.

— ¿Qué?— Vegeta miró tratando de encontrar la problemática que señaló Gohan, y efectivamente ella estaba comenzando a ceder—Tienes razón, ella está perdiendo su fortaleza.

Dragon Ball Z: La energía de destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora