~XVIII~

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~XVIII~

______ P.O.V.

Me levanto, bastante mareada y voy a tientas hacia el baño. Como todo está oscuro, deduzco que debe de ser de madrugada. Draco sigue durmiendo, por lo que cierro la puerta y después enciendo la luz, para no despertarle. Me lavo la cara con agua fría y me miro en el espejo.

No puedo creer que esté pasando esto otra vez. Una sonrisa estúpida se cuela por mi cara y parece iluminar la estancia. Me llevo las manos a la barriga y sonrío. Salgo del baño y veo que mi marido ya no está en la cama. Oigo ruidos desde el cuarto de los niños, por lo que voy hacia allí. Draco está haciéndole cosquillas a Scorp con su peluche de colacuerno húngaro, mientras que Elle duerme como un bebé abrazando a su peluche de un hipogrifo, que se lo regaló Draco hace poco por su octavo cumpleaños.

Mis bebés ya tenían ocho años y parece que fue ayer cuando nacieron. Llevo las manos a mi barriga de nuevo y sonrío. Pronto otro bebé va a ocupar un lugar en nuestra familia. Scorpius por fin se duerme y Draco me mira, para luego mirar a mi barriga y de nuevo a mis ojos. Frunce el ceño y me coge del codo para llevarme fuera de la habitación. Bajamos al salón y me mira otra vez.

—Dime que no es verdad...

—Que no es verdad, ¿Qué?

—Ya lo sabes. —Señala mi barriga y yo alzo una ceja. —Estás embarazada... ¿otra vez?

— ¡Sí! —Sonrío, pero él no. Mi sonrisa se borra y frunzo el ceño.

Se acerca a mí y aprieta la mandíbula.

— ¿No tenemos bastante con los mellizos? ¿Sabes qué? Ya no estamos tan cercanos como antes...—Niega con la cabeza y sonríe con amargura.

— ¿Qué dragones te pasa, Draco? ¿Acaso no te alegras?

— ¡Pues no! ¡No tengo ganas de estar cambiando pañales, ni limpiar vómito de bebé ni nada parecido!

— ¿Y ahora a qué viene eso? ¿Eres...eres tú de verdad?

— ¡Claro que soy yo de verdad!

Me despierto agitada, me quedo sentada en la cama con los ojos de par en par y la respiración agitada. Giro la cabeza y veo a mi marido durmiendo como un bebé, ni siquiera se ha percatado de que he tenido una pesadilla.

Porque ha sido eso, sólo una pesadilla.

Nada más.

Echo las sábanas a un lado y me calzo. Me pongo el albornoz, porque hace un poco de frío y bajo a la cocina. La elfina doméstica está dormitando en la isla de la cocina, y decido no despertarla. Me preparo una taza de leche caliente con un poco de chocolate y cojo algunas galletas. Me siento en un taburete de la mesa con cuidado de no despertar a la elfina.

Estoy remojando la tercera galleta en la leche cuando la elfina alza la cabeza y murmura algo. Doy un bote en el sitio y la mitad de la galleta cae dentro de la taza. Cierro los ojos y doy un largo suspiro.

—Yo creo que va a ser niña...

Ahogo un grito para no despertar a mi familia cuando siento las manos de la elfina en mi barriga y oigo sus palabras.

— ¡¿Podrías dejar de hacer eso?!

—Sí, señora...—Murmura bajando la cabeza, para luego coger una sartén y darse con ella en la cabeza. Pongo los ojos en blanco y se la quito de las manos.

Ojos Grises. La secuela. (D.M. y _____)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora