Parte 8 Ojos grises

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Siento como la desesperación se apodera poco a poco de mí, estoy aquí otra vez en este mugriento callejón, corro desesperadamente, pero cada paso que doy parece más difícil que el anterior. Ya no puedo más, giro la cabeza para encontrarme con el cadáver de mi madre pisándome los talones, tropiezo, tengo a mi madre a tan solo unos metros, puedo ver el deseo de sangre en sus ojos, pero no distingo a una persona sino a una bestia. Cuando está a unos pasos de mi alguien le vuela la cabeza, me levanto para toparme con la última persona que esperaría que me ayudara.

— ¿Jacqueline?

— ¿Cuál Jacqueline? — Una vos familiar me despierta.

Tengo a Owen junto a mí, debo haberme quedado dormida mientras descansábamos.

— Debo haber estado soñando.

— Hoy en día no puedo darme el lujo de soñar. — Contesta Owen melancólicamente.

Puedo comprender a que se refiere, cada día desde que todo empezó a sido un reto por sobrevivir y un nuevo recuerdo que se agregará a la lista de pesadillas, supongo que el tendrá las suyas en particular.

— Levántate Sofía, hay que volver.

Desde lo que paso en aquel poblado tuvimos que mover el campamento, no era seguro y menos con dos Goliat que tarde o temprano saldrían del subsuelo. Estuvimos explorando diferentes lugares hasta encontrar una planicie a varias horas del primer campamento, llevamos lo que pudimos, pero no había manera de transportar el contenedor que utilizábamos como almacén.

Hace cerca de un mes que montamos el campamento nuevo, Owen y Demetrio trajeron autos desde la autopista para usarlos de almacén y como dormitorios, después de eso nos dedicamos a explorar el perímetro. Demetrio estableció una serie de puntos alrededor de nosotros donde ocultamos provisiones y algunas armas, esto en caso de que tuviéramos que huir rápidamente.

— ¿Owen cuantos puntos más faltan por instalar?

— Solo dos, Demetrio dijo que él y Lucia instalarían el otro mañana.

— ¿Y estas seguro que esta vez lo harán? — digo sarcásticamente.

— No, probablemente tengan algún contratiempo, dejen el punto a la mitad y tarden dos días en hacerlo como paso con el 2, el 6 y el 8. —

— ¿Un contratiempo? así es como le dicen hoy en día a besarse durante dos horas.

Owen soltó una leve carcajada y me sostuvo la mirada por unos segundos para después voltear bruscamente y acelerar el paso. A pesar de que intente parecer insensible frente a todo el mundo eso ya no le sirve conmigo, después de todo hemos pasado un par de cosas juntos y parece que a diferencia de los otros me ha tomado un poco de confianza, e incluso soy la única que conoce su secreto y no me refiero a su capacidad de sobrevivir a una puñalada al corazón hablo de quien es Owen en realidad, o eso me gustaría creer.

— Aun no entiendo porque los puntos de escape tienen que estar a dos jodidos kilómetros del campamento — refunfuño Owen.

— Simple ¡Porque son jodidos puntos de escape! se supone que son para escapar, no los pondrás junto al campamento. Sabes me alegro de que sea Demetrio el que toma estas decisiones de ser por ti habríamos muerto hace dos semanas.

— De echo si fuera por mi prepararíamos planes de combate no de huida.

— Sabes Owen, algunos de nosotros si podemos morir.

Owen se quedó callado, disminuyo la velocidad de sus pasos y se quedó mirando al piso.

— Sabes es por eso que nunca les hable de ello a los otros, no quiero que piensen de esa manera, que crean que pueden dejarme atrás o lanzarme contra una horda de "ellos" porque "no me moriré" no quiero que piensen en mi como una de esas cosas, no quiero que me dejen de tratar como a una persona normal.

La última broma de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora