Parte 29 Caos

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El hombre frente a mí esboza una amplia sonrisa, sus dientes están conformados por una serie de piezas amarillentas que aparentan haber sido colocadas al azar. Este sujeto no se ha lavado los dientes desde hace años incluso a esta distancia me es fácil percibir su aliento fétido.

— Mira hermosa, si eres buena conmigo yo lo seré contigo — dice el hombre entre risas.

— ¿De verdad señor? — respondo con la voz más dulce e inocente que puedo.

— Por supuesto que sí nena.

El hombre se ve sumamente complacido, baja su arma y se acerca poco a poco a mí, cuando lo tengo a la distancia justa clavo el bisturí en su garganta a la vez que tomo la escopeta de sus manos, en cuanto tengo el arma en mi poder lo golpeó en la cara con la culata de esta haciendo al hombre caer.

La expresión del hombre ha cambiado completamente y no puedo evitar reír cínicamente mientras el sujeto intenta pronunciar sus últimas palabras, aunque la sangre acumulada en su garganta se lo impide.

— Jamás subestimes a la persona frente a ti — digo mientras pongo el fusil del arma en la boca del desdichado hombre, presionó el gatillo y los pocos dientes que le quedaban al sujeto son destrozados y proyectados a la parte posterior de su cabeza.

Con el arma colgando de mi espalda y el bisturí oculto en mi cintura me escabulló por los pasillos mientras trato de entender que sucede en este lugar, escuchó gritos, alaridos y disparos por todos lados, pero la mayoría parecen venir de in-vitro, cautelosamente me dirijo a ese sitio.

Pocos minutos después estoy frente al lugar donde se encontraba la barrera la cual se encuentra en pedazos, frente a mí se desarrolla una guerra, todas las celdas fueron abiertas y cientos de "ellos" se enfrentan a decenas de personas, no logro entender cómo es que entraron aquí pero seguramente no tienen nada bueno en mente.

La situación parece muy peligrosa así que decido dar la vuelta y buscar a Lucía y Alina pues su seguridad me preocupa, corro por los pasillos rumbo al comedor pues la comida debería servirse en algunos minutos y es probable que todos se encuentren ahí en este momento.

En cuanto entró al lugar me encuentro con un terrible desastre, hay mesas y sillas rotas, platos por todos lados y en una esquina se encuentra Raúl con un tenedor clavado en el brazo y un cuchillo de cocina en el pecho.

— ¿Qué demonios pasa aquí Raúl? — pregunto a la vez que me agacho junto a él.

— Fue Owen, nos traicionó — responde Raúl con extrema dificultad.

— ¿De que estas hablando?

— No sé cómo, pero los dejó entrar, al grupo de fuera.

— ¿Que paso con los demás? ¿Dónde están mis compañeros?

— Owen entro con un grupo armado y se llevaron a las chicas, Juan no estaba aquí cuando paso no sé qué sea de él.

— Te lo agradezco — me pongo de pie y me dirijo a la salida.

— ¡¿Te vas así sin más?! — grita Raúl molesto.

— ¿Acaso hay algo más que me retenga aquí? — preguntó con cinismo.

— ¿No te importamos en lo más mínimo verdad? ¡Solo te quedabas aquí por conveniencia! — exclama Raúl a la vez que escupe sangre.

— Si te hace sentir mejor... solo la mitad es verdad — respondo sin darle la cara, después continuo mi camino mientras escucho un sinfín de maldiciones que Raúl exclama en su agonía.

La última broma de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora