Parte 25 Antes de la Tormenta

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La olla hervía sobre el fuego desde hace unos minutos, debería esperar un poco más y retirarla de la estufa, ha pasado bastante desde que hice un estofado, pero tengo fe en que mis habilidades no están tan oxidadas. 

Alina hace tiempo que me dejó sola, después de contarme todo lo ocurrido en el lugar se veía bastante afectada, por lo que le sugerí irse a descansar un tiempo, al principio dudo un poco pero finalmente aceptó.

Pruebo el caldo, le coloco un poco de sal y la dejo al fuego un poco antes de apagar la estufa y retirar la olla, según me dijo Alina, Raúl le llevará la comida a Isaac en una hora ya que él siempre come a las 4 de la tarde, al menos ahora sé qué hora es.

Ya tenía algo de hambre así que tomé un plato, me hizo feliz saber que mis habilidades no han decaído, aunque me cuesta disfrutar la comida con todo lo que está pasando, no es algo que simplemente pueda ignorar, Isaac es peligroso, Juan lo sabe y Owen lo intuyó de inmediato y lo peor de todo es que la vida de Lucia está en sus manos.

Tengo que tener mucho cuidado con lo que haga a partir de ahora, al menos hasta que tenga claro la situación de Lucía, una vez esté segura de que ella está bien no tengo ningún problema en tirar este lugar abajo de ser necesario.

— Buenas tardes — dijo Raúl al entrar al lugar.

— Buenas tardes — respondí. 

— ¿Alina no estaba aquí ayudándote?

— Lo estaba, pero no se sentía del todo bien así que le sugerí que se fuera a descansar un rato. 

— No es algo común en ella. 

Raúl me observo un momento para luego posar sus ojos en mi plato, camino hacia mí y probó mi comida.

— No está mal, sin problemas podrías tomar el lugar de Alina en la cocina — dijo Raúl.

Me limité a asentir mientras sonreía forzadamente pues de haber hablado seguramente esto habría terminado mal. 

— Bien tomaré la porción del señor Isaac y me retiraré — dijo Raúl despreocupado.

Terminé mi comida y me dispuse a salir del lugar, Raúl no me dio ninguna indicación así que me limitaré a regresar a la enfermería que estaba usando como habitación, no creo conveniente tomar algún tipo de medida sobre este asunto, aún no.

Tanto Raúl como Alina parecen haber tomado algo de confianza hacia mí y Juan seguramente tiene el visto bueno de Isaac pues trabajó con él, después de todo, fue gracias a él que nos aceptaron tan fácilmente a este lugar, en cuanto a Owen su situación parece ser un problema, si él actuará más amistoso o cooperativo seguramente podría ganarse a esta gente y facilitarnos las cosas, pero no creo que eso llegue a pasar. 

Salí del comedor y caminé por los laberínticos pasillos del CENAVA rumbo a la enfermería cuando una mano me sujetó el brazo y me jalo hacia un cuarto de servicio, estaba a punto de lanzar un golpe cuando note que se trataba de Owen.

— ¡Qué demonios te pasa! — le grité.

— Relájate un segundo y escúchame.

— Bien, empieza con porque desapareciste de repente — dije molesta.

— Tenía que investigar este lugar más a fondo, el hecho de que solo viven tres personas aquí es preocupante, no te parece.

— ¿Y qué encontraste? — pregunté sarcásticamente.

La última broma de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora