Parte 28 Rehén

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Tras cuatro días más en esa cama Isaac me dio de alta, pero por el momento no me han asignado ninguna tarea, supongo que siguen esperando a que me recupere del todo. No fue hasta la mañana del quinto día que Juan necesito ayuda y me enviaron a su laboratorio.

El lugar no era tan diferente al resto de las habitaciones, paredes y piso blancos una camilla, mesas de trabajo hechas de acero inoxidable y algunos equipos desconocidos para mí, aunque comparándolo con el laboratorio de pruebas era mucho más pequeño.

— Tardaste — me dice Juan.

— Este lugar no es tan pequeño sabes.

— Necesito que veas algunas cosas.

Desde el día en la enfermería Juan a estado un tanto huraño conmigo, pero supongo que está bajo mucho estrés así que lo dejó pasar.

— Dime.

— Acércate.

Juan me mostró un microscopio donde podía ver una muestra de sangre.

— ¿Que se supone que deba ver?

— Observa — dijo Juan mientras colocaba una gota de un líquido negro sobre la muestra.

Por el microscopio pude observar como una serie de criaturas microscópicas comenzaron a atacar desmedidamente todo lo que había en la muestra de sangre.

— ¿Eso es lo que creo? — pregunte asombrada.

— Accipire, sí.

— ¿Exactamente en que necesitas ayuda?

— En nada realmente, termine todo hace algunas horas.

— Entonces aclárame que hago aquí.

— Isaac me puso a trabajar en algunas cosas y en el proceso me di cuenta de algo muy interesante.

Juan encendió la computadora e inserto un CD, tras algunos clics reprodujo un video, en él podía ver una muestra de sangre idéntica a la anterior, pero cuando se le introducía el accipire el resultado era muy diferente, el virus atacaba de igual manera que en el experimento anterior, pero no devoraba todo lo que se topaba, de alguna forma parecía que infectaba las células.

— ¿Qué está pasando ahí?

— Eso Sofía es la sepa Dez—3452

— Entonces así trabaja el daemonium.

— Así es, toma control sobre cada una de las células del cuerpo y modifica sus funciones, al final al igual que todas las otras cepas de accipire llega a la médula y finalmente el cerebro.

— Y el enfermo muere para luego despertar como una de esas cosas.

— Eso ocurre con todas las cepas menos está, el 3452 no mata al portador, lo cambia poco a poco y cuando llega al cerebro hace un desastre y lo altera volviendo al portador extremadamente violento, ya lo viste con tus propios ojos, no parecen humanos en lo más mínimo.

— ¿Cómo alguien creó esta cosa? Tendría que haber sido la persona más estúpida del mundo.

— No lo sé, pero si te pones a pensar podrías crear excelentes soldados, mira a Owen, por ejemplo.

— Ciertamente, ¿Como es que Owen va por ahí con esto en él?

— Por eso es por lo que quería que vinieras, observa.

La última broma de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora