Parte 7 una sonrisa sincera

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Este pueblo parece que nunca dejar de moverse, aun después de la media noche puedo escuchar el ajetreo de la muchedumbre acompañado por uno que otro disparo el cual, señala el fin de alguna criatura o de algún tonto que hizo enojar a la persona equivocada. Nadie aquí es inocente, a pesar de saber lo que ocurría dentro de este edificio nadie intento hacer nada, incluso en las calles esta gente opera sin que nadie levante un dedo.

Hace ya varias horas que Owen termino con lo que quedaba de Alexander el jefe de esta ciudad, su cuerpo aún sigue ahí, justo donde lo despedazo a base de martillazos. Aun al mirar a Owen siento un escalofrió bajando por mi nuca, ciertamente es una persona de temer, pues a pesar del odio que puedas llegar a sentir hacia cualquier persona Owen lo llevo a un nivel muy diferente, lo que hiso fue demasiado inhumano, pero sobre todo demasiado lento.

Aún sigue ahí a estado sentado junto a la puerta desde la tarde. Cada vez que alguien entra la chica que nos recibió los ase pasar y él se limita a atacarlos por la espalda y cortarles el cuello, tan solo hoy han llegado 2 personas diferentes con chicas esperando ver a Boss. Me pregunto ¿Cuántas chicas habrán visto su vida desvanecerse dentro de estas paredes?

— Tenemos que movernos pronto no creo que podamos seguir ocultos mucho tiempo más — afirmo Owen.

— ¿Y qué planeas? — pregunte.

— No tengo idea, somos demasiados y no sé cuántas de ellas puedan caminar ya ni se diga correr además cuando esta gente se dé cuenta que Alexander está muerto se desatara una pequeña guerra por el control de este nido de ratas.

— Necesitamos salir sin que nos vean, tenemos que crear una distracción. dijo Lucia.

— Tal vez yo pueda ayudar con eso — la chica que atendía la puerta hablo al fin.

— Sabes algo que pueda ayudar — pregunte.

— Se muchas cosas de aquí, después de todo he sido la asistente de Boss desde hace ya mucho tiempo.

La vos de la chica era dulce pero bastante quebrada, me pregunto cuanto tiempo llevara sin pronunciar palabra.

— Entonces que se te ocurre — preguntó Owen

— Los viernes en la noche organizan un espectáculo en una arena a dos cuadras de aquí, normalmente pelean hombres con muchas deudas a veces entre ellos y en algunas ocasiones hacen que se enfrenten a criaturas.

— ¿Irregulares? — pregunto.

La chica asiente.

— Incluso hay ocasiones en las que consiguen presas muy raras y las hacen pelear entre ellos.

— ¿Cómo logran eso?

— Los bañan con sangre fresca así logran que se devoren entre ellos.

— ¿Y cómo podemos utilizar eso a nuestro favor?

La chica se ha quedado callada viendo al suelo.

— Dime niña ¿Tenían algo muy especial preparado para esta noche no es así? — pregunta Owen.

— Si, lograron capturar a tres Goliat en buen estado y a un grupo de 30 y tantos la semana pasada.

— ¿Qué más? saltadores, corredores algún rastreador.

La chica solo negaba.

— Eso es bueno, tener a tres Goliat ya me parece bastante malo, ahora la cuestión es como soltarlos en medio de la plaza.

Owen la chica y yo nos pasamos el resto de la noche pensando en algo que funcionara y no nos matara en el proceso, la verdad es que manipular a tres Goliat era algo bastante complicado. Nunca me había topado frente a frente con uno, pero llegue a escuchar historias de como uno solo de ellos era capaz de borrar a un pueblo entero.

La última broma de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora