Capítulo 6. Friday night

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¿Qué era ese ruido tan molesto? ¿Incendio? Aish, ya nadie puede dormir hasta tarde.

Jay y yo terminamos muy tarde de ordenar la habitación de Hyorin la noche anterior, y mi espalda dolía a montones. Nnh, ¡quiero dormir! Me revolví en mi cama sin intenciones de levantarme y me escondí bajo las frazadas.

- HaNi.- mamá entró por la puerta de mi habitación. - Despierta, cariño. Son las doce. - Doce...ah, la sirena de las doce. Se sentó a mi lado en la cama acariciando mi adolorida espalda.

- Mamá, ¿sabes a qué hora me dormí anoche? - mi cabeza estaba metida bajo la almohada.

- A las cinco de la mañana. Si, Jay me lo dijo. Pero levántate. - Ella no entiende ¿cierto? - Iremos a buscar a tu hermana al aeropuerto.

- ¿Qué? - Me levanté de un salto olvidando mi dolor. - ¿No llegaría el fin de semana? Hoy apenas es viernes.

- Sorpresa. - sonrió ampliamente y luego salió de mi cuarto.

Uy, gran sorpresa.

No es que no quisiera ver a mi hermana mayor, claro que no. Sólo que Hyorin y yo no éramos exactamente las mejores amigas, ni nada por el estilo. Mientras a mí me gusta andar en la calle, ella prefiere ir a comprar ropa al centro comercial, es decir, somos dos polos opuestos. No hacíamos muchas cosas juntas cuando vivía con nosotros, y a los diecisiete años ella se fue becada a Francia, yo tenía solo doce. Desde ahí, nos hemos visto muy poco, en Navidad y Año Nuevo, y uno que otro cumpleaños, de papá o de mamá. Fui al baño y me di una ducha rápida. El día estaba soleado y al parecer no hacía mucho frío. Me vestí, normal, con unos jeans negros ajustados, una polera blanca sin mangas, encima una chaqueta de mezclilla azul oscuro y unos botines azules que combinaban. Bajé amarrando mi cabello en una coleta alta, y fui a la cocina a buscar algo para comer.

- Hola, familia. - papá y mamá corrían por todos seguramente ordenando una que otra cosa fuera de lugar, Jay tenía a Yoogeun sentado en la mesa dándole un yogurt y Hoseok tomaba café de pie al lado de ellos. - Gracias por responder. - susurré. Abrí el refrigerador y lo cerré al ver que no quedaba leche.

- ¿Quieres un café? - ofreció mi primo con la cafetera en la mano.

- Claro, gracias. - recibí el tazón con el delicioso café caliente. Le di un sorbo. Nada mejor que el café de vainilla por la mañana/tarde.

Me apoyé sobre la mesa a espaldas de mi hermanito pequeño y le soplé suavemente en el oído, causando que riera por las cosquillas y escalofríos que posiblemente sintió. Volteó a verme, con esa sonrisa característica suya dibujada en el rostro. - ¿Cómo está mi príncipe azul? - rocé mi nariz con la suya, rió dulcemente.

- Muy feliz. Hoy llegará Hyorin noona. - Claro, era obvio que estuviese feliz, Yoogeun no había visto más de cuatro o cinco veces a Hyorin. Aun así, las veces que ella venía, Yoogeun no se separaba de su lado, le había tomado mucho cariño y sus ojitos brillan cada vez que habla de ella. Supongo que le parece alguien interesante sabiendo que es nuestra hermana mayor y vive en otro país, cosas de niños.

- Sí. Pues...llega mi hermana y todo el mundo pierde la cabeza. - susurré, pero al parecer Hoseok logró escucharme y se rió.

Nos miramos y ambos comenzamos reírnos. Se me vinieron a la mente recuerdos de cuando éramos pequeños. Hoseok y yo solíamos molestar a Hyorin y a otras primas de su misma edad. Una vez en verano les lanzamos muchas bombitas de agua desde el segundo piso, mojando sus cabellos perfectamente arreglados y su ropa costosa de diseñador. Sí, merecía irme al infierno. Y de seguro mis primas lo recordaban con cierto deje de molestia.

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