¿Qué era ese ruido tan molesto? ¿Incendio? Aish, ya nadie puede dormir hasta tarde.
Jay y yo terminamos muy tarde de ordenar la habitación de Hyorin la noche anterior, y mi espalda dolía a montones. Nnh, ¡quiero dormir! Me revolví en mi cama sin intenciones de levantarme y me escondí bajo las frazadas.
- HaNi.- mamá entró por la puerta de mi habitación. - Despierta, cariño. Son las doce. - Doce...ah, la sirena de las doce. Se sentó a mi lado en la cama acariciando mi adolorida espalda.
- Mamá, ¿sabes a qué hora me dormí anoche? - mi cabeza estaba metida bajo la almohada.
- A las cinco de la mañana. Si, Jay me lo dijo. Pero levántate. - Ella no entiende ¿cierto? - Iremos a buscar a tu hermana al aeropuerto.
- ¿Qué? - Me levanté de un salto olvidando mi dolor. - ¿No llegaría el fin de semana? Hoy apenas es viernes.
- Sorpresa. - sonrió ampliamente y luego salió de mi cuarto.
Uy, gran sorpresa.
No es que no quisiera ver a mi hermana mayor, claro que no. Sólo que Hyorin y yo no éramos exactamente las mejores amigas, ni nada por el estilo. Mientras a mí me gusta andar en la calle, ella prefiere ir a comprar ropa al centro comercial, es decir, somos dos polos opuestos. No hacíamos muchas cosas juntas cuando vivía con nosotros, y a los diecisiete años ella se fue becada a Francia, yo tenía solo doce. Desde ahí, nos hemos visto muy poco, en Navidad y Año Nuevo, y uno que otro cumpleaños, de papá o de mamá. Fui al baño y me di una ducha rápida. El día estaba soleado y al parecer no hacía mucho frío. Me vestí, normal, con unos jeans negros ajustados, una polera blanca sin mangas, encima una chaqueta de mezclilla azul oscuro y unos botines azules que combinaban. Bajé amarrando mi cabello en una coleta alta, y fui a la cocina a buscar algo para comer.
- Hola, familia. - papá y mamá corrían por todos seguramente ordenando una que otra cosa fuera de lugar, Jay tenía a Yoogeun sentado en la mesa dándole un yogurt y Hoseok tomaba café de pie al lado de ellos. - Gracias por responder. - susurré. Abrí el refrigerador y lo cerré al ver que no quedaba leche.
- ¿Quieres un café? - ofreció mi primo con la cafetera en la mano.
- Claro, gracias. - recibí el tazón con el delicioso café caliente. Le di un sorbo. Nada mejor que el café de vainilla por la mañana/tarde.
Me apoyé sobre la mesa a espaldas de mi hermanito pequeño y le soplé suavemente en el oído, causando que riera por las cosquillas y escalofríos que posiblemente sintió. Volteó a verme, con esa sonrisa característica suya dibujada en el rostro. - ¿Cómo está mi príncipe azul? - rocé mi nariz con la suya, rió dulcemente.
- Muy feliz. Hoy llegará Hyorin noona. - Claro, era obvio que estuviese feliz, Yoogeun no había visto más de cuatro o cinco veces a Hyorin. Aun así, las veces que ella venía, Yoogeun no se separaba de su lado, le había tomado mucho cariño y sus ojitos brillan cada vez que habla de ella. Supongo que le parece alguien interesante sabiendo que es nuestra hermana mayor y vive en otro país, cosas de niños.
- Sí. Pues...llega mi hermana y todo el mundo pierde la cabeza. - susurré, pero al parecer Hoseok logró escucharme y se rió.
Nos miramos y ambos comenzamos reírnos. Se me vinieron a la mente recuerdos de cuando éramos pequeños. Hoseok y yo solíamos molestar a Hyorin y a otras primas de su misma edad. Una vez en verano les lanzamos muchas bombitas de agua desde el segundo piso, mojando sus cabellos perfectamente arreglados y su ropa costosa de diseñador. Sí, merecía irme al infierno. Y de seguro mis primas lo recordaban con cierto deje de molestia.
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Honda DN-01
FanfictionEscuchaba el rugido de su moto cada noche. La maravillosa máquina soltaba un aullido que se comparaba con una buena base de hiphop para mis oídos. Jamás pensé que me encontraría con él, y mucho menos esperé que sobre esa moto se encontrara una perso...