Jung HaNi
- Muchas gracias a ustedes.- me despedí cortésmente de los clientes que recién habían abandonado la cafetería. – Hola, seré su mesera hoy, ¿qué desean?
Me movía tranquilamente por todo el local recibiendo pedidos y llevando otros tantos a sus mesas correspondientes. Había algo de clientela ese día, y supimos dividirnos bien el trabajo entre SunHi, Soyu, Jungkook y yo, haciendo que todo fuera más efectivo y rápido, sin la necesidad de correr. Era sábado por la mañana, nuestro turno hasta el mediodía pronto terminaría y el café cerraría hasta el lunes entrante, la jefa andaba algo atareada mientras tramitaba la posibilidad de abrir otro local a unas cuantas calles, y prefería cerrar casi todo el fin de semana al ser su ausencia bastante seguida, temas de seguridad, supongo.
- SunHi, dame un capuchino y un americano para la dos.- dije acercándome al mostrador.
- Enseguida.- respondió tomando dos vasos de cartón llenándolos uno a uno con los pedidos.- ¿Son los últimos?
- Eh...- volteé a mirar a las mesas, corroborando.- Si, en qué momento se fueron todos. – susurré lo último.
- ¿Andas flasheada o qué? – rió.
- ¿Que ando qué? – Pregunté inclinando un poco mi cabeza hacia la izquierda.- Deja de juntarte con Geun Suk, te está haciendo mal.- tomé los vasos con el contenido caliente una vez ella los dejó sobre mi bandeja.
- Sabes que puedo aprender todo eso yo sola.- me sonrió con burla.
- Sí, ya lo noté.- y me volteé para caminar hacia la mesa correspondiente.
Al rato después, al no ver más personas a las cuales atender me pasé hacia el mostrador para quitarme el gran delantal blanco y sentarme en una de las sillas altas mientras esperábamos que una de dos cosas sucedieran: que los clientes que quedaban se fueran y así poder cerrar la cafetería, o que entraran más personas que atender y seguir con el trabajo. Era sábado, y obvio queríamos llegar a casa pronto, salir, o hacer de todo menos trabajar en una aburrida cafetería en medio de una calle desierta. La gente ese día parecía haber recibido alguna clase de prohibición de abandonar sus casas porque no andaba ni un alma; era eso o era el frío que calaba los huesos, me inclinaba más por la segunda.
- Listo, se fueron.- SunHi saltó sobre el mostrador ágilmente como un gato, y corrió a poner el cartel de cerrado en la entrada del café.
- ¿Qué te dio ahora? – Soyu preguntó curiosa mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa.
- Nunca te vi saltar tan alto, ni siquiera cuando viste esa cartera en oferta en el centro comercial.- me burlé.
- En mi defensa, estaba a más de tres metros de altura, no la alcanzaba ni subiéndome sobre el vendedor.
- Aún nos quedan algunos minutos antes de salir.
- HaNi, la aguafiestas.- murmuró.
- Igual que te encantan las fiestas que hago en mi casa.
- Cierto, te perdono.
Me reí con gracia, mientras caminaba hacia la cocina, internándome más en el local. En realidad sólo quedaban quince minutos para el mediodía y poder irnos, pero ¿qué era un cuarto de hora? Estábamos siendo poco profesionales, pero...es que eso éramos, no teníamos título en repostería ni nada por el estilo, así que nada de que reprenderse. Los ánimos andaban flojos, tanto que ni siquiera Soyu dijo algo cuando la loca de SunHi cerró las puertas. Ya nadie quería quedarse, todos querían salir corriendo, repito, sábado por la mañana, tarde y noche libres... me sonaba a fiestas por doquier.
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Honda DN-01
FanfictionEscuchaba el rugido de su moto cada noche. La maravillosa máquina soltaba un aullido que se comparaba con una buena base de hiphop para mis oídos. Jamás pensé que me encontraría con él, y mucho menos esperé que sobre esa moto se encontrara una perso...