Prólogo.

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Cuando niña, solía quedar prendada de cualquier cosa nueva, ya fuese una película, una serie...O un videojuego.

Tal vez se debía al extenso tiempo que pasaba con mi hermano, viendo cada detalle de cada videojuego que él jugaba cada mes, o incluso semana.
Solía sentarse frente a la consola y concentrarse pensando que él y su videojuego eran los únicos existentes en el mundo, pero bueno, uno que otro rato me lanzaba una mirada para comprobar que mis ojos no se despeguen de la pantalla.
-Sé que algún día creceré-. Decía por millonésima vez.- Pero no dejaré lo que me hace feliz...
Ante esa última frase, yo sonreía y me acomodaba plácidamente en aquella desgastada silla tratando de que mis párpados no se cerraran.

La Leyenda del Héroe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora