Tras el cristal

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Mi hermano ha estado insoportable últimamente, no quiere que agarre la consola por nada del mundo, odio admitirlo, pero hasta le he avisado a mamá acerca de su estúpida actitud, y ella nunca lo regaña,¡que castrante! .
No he jugado en dos días, sí, siento que muero, pero él jamás sale de su habitación, y las veces que lo hace deja con seguro la puerta. Hoy tiene una "reunión" con sus amigos, así que tengo una mínima oportunidad, trataré de alcanzar sus llaves para así entrar, agarrar la consola y salir, y por supuesto, quitarle la llave de mi habitación ya que entra cuando se le antoja, lo cual es irritante.

...

-Y ¿A que hora saldrás?.-Pregunté curiosa, mientras cenábamos lo que mamá compró, ya que ni ella ni mi padre estarían en casa esa noche.
-Ah, 8:40 ó 50, tal vez...¿A qué se debe ese interés por mis horarios,he?.-Devolvió la pregunta de manera, un tanto, molesta.

Solo posé mis ojos arrugando la frente en señal de enojo, y no le respondí.
Seguí comiendo, si que el hambre me mataba, era algo incómodo estar allí tratando de ignorar su boba actitud, Lein se comportaba extraño, de por sí ya lo era, pero ¿Ahora? Diosas, quien lo soporte.
-Provecho.- Murmuré al acabar mi comida y levantarme mientras iba hacia la cocina. No recibí respuesta.
Después de lavar el plato que ocupé, fui directo a mi habitación ya que debía repasar mi plan, por así decirlo, bueno, éste consistía en cuatro simples pasos:
1.-Cuando él se descuide, me acercaré lo más rápido posible.
2.- Lo distraeré con algo, ya se me ocurrirá con qué.
3.- El que más puede fallar, CORRER Y CORRER
4.- Llegar a salvo y completa a mi habitación.

¿Qué puede salir mal? No, no diré eso, eso siempre es malo ya que atrae el caos y destrucción, lo cual resultaría ser la caída de mi súper chévere plan.
Oh, por cierto, esperaré pacíficamente a que den las 8:35 para ejecutarlo. Aún falta como media hora, ya que dan las 8. Va, a esperar un poquito más.

...

Tres,dos, uno...8:35, excelente ya es hora. Abrí la puerta de mi habitación tratando de no hacer ruido, en eso, vi que Lein se dirigía hacia el baño, iba vestido de una forma casual, ehm...Bueno, al ver que cerró la puerta del baño, por instinto corrí a revisar si su habitación estaba cerrada, pues lo estaba. Para mi suerte, él dejó sus llaves en la mesa, grave error, las sostuve en mis manos y me reí de una manera satisfactoria, fue más fácil de lo que pensé. Iba hacia mi cuarto de manera no tan sospechosa cuando él salió, vio como me llevaba sus queridas llaves, visualicé muy bien su rostro, sorpresa sazonada con una pizca de enojo, corrí, corrí, y corrí, para finalmente llegar a salvo a mi habitación, cerré la puerta lo más rápido que pude, él no me alcanzó, mi plan resultó, no al pie de la letra, pero resultó...
-¡Devuélveme mis llaves, llegaré tarde así que muévete!.-Se escuchó sus gritos tras la puerta.
Me quedé en silencio y revisé las llaves, cada una con distinto color.
-¿De qué color es la llave que abre la puerta de entrada?. Pregunté sutilmente.
-¿Qué diablos? ¿Pero qué preguntas? ¡Abre la puerta!.-Dijo aún más molesto.
Decidí sentarme frente a la puerta a esperar que se fuera, escuché que su celular empezó a sonar.
-Sí...Estoy yendo para allá, no tardo.-Escuché su voz a modo de respuesta.-Si no me equivoco sus amigos le acaban de recordar que se le hace tarde, excelente...
-Es la roja.- Dijo en tono de resignación.
-Tómala.- Dije e inmediatamente separé esa llave de las otras, pasándola bajo la puerta y perdiéndola de vista.-¿No se te hace tarde?- Pregunté después de un rato, solo se escuchó silencio, y luego, la puerta principal abriéndose y cerrándose casi al instante.
Esperé exactamente 10 minutos antes de salir de mi cuarto, el silencio que existía allí era asfixiante así que fui a la habitación de mi hermano con sus llaves en mis manos, después de probar con dos de ellas finalmente una encajó a la perfección, abriendo la puerta y dejándome entrar. Como ya era costumbre, ésta estaba muy desordenada sin embargo eso no impidió que diera al instante con la consola, desconecté cuidadosamente los cables y la sostuve en mis brazos victoriosa llevándola a mi habitación.
La conecté en mi televisor, acomodé todo detalladamente y me dispuse a salvar Hyrule, vamos que es lo mejor que puedo hacer un viernes por la noche.

-Parece que hoy estamos solos.-Mumuré mientras sonreía a la pantalla al ver que el chico de verde hacía su aparición. Me distraje por un momento ya que escuché un ruido proviniente de la cocina, y desvié mi mirada de la pantalla.
-Hya hye hee.- Escuché la voz de Link.
-Oye, estás completamente solo hombre, no es normal que 'hables'.-Dije divertida esbozando una sonrisa.
-¡Hey! Pero si estás tú aquí.-Escuché la voz del rubio, e inmediatamente sus ojos azules se clavaron en mí.
-¡DIOSAS DE MI VIDA! ¿HAZ HABLADO?.-Grité mientras me alejaba del televisor a rastras por el suelo, quedando irremediablemente desmayada, debido al impacto que me causó oir la 'oportuna' voz de Link.

La Leyenda del Héroe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora