La Leyenda del Héroe.

Fuzzy Memories

Una niña sonreía destellando felicidad, su cabello castaño revoloteaba junto con la brisa de la pradera, a su lado yacía un pequeño niño con cabellera rubia reposando en el césped.

-Te dije que te fascinaría venir aquí.
Habló el niño esbozando una sonrisa, de aquellas que irradian alegría.

La pequeña suspiró de gusto, dirigiendo su mirada al cielo, dando vueltas y vueltas mientras abría sus brazos. El niño la observaba curioso, sin dejar de sonreír. Decidió ponerse de pie e ir donde ella se hallaba.
Ella dejó de girar e inmediatamente fijó su mirada en él.

-Me pregunto que se sentirá tocar el inmenso mar de nubes...
Emitió la pequeña mirando con detenimiento el cielo.

-No lo sé, ¿Qué tal si lo averiguamos?
Dijo el niño rubio acercándose hacia ella, levantándola por los aires y cerrando sus ojos.
Reían incansablemente, jugueteando tan inocente y felizmente que pareciese como si el tiempo se hubiera detenido, dejándolos únicamente a ambos en el mundo.

-No quiero irme nunca....
Murmuró la niña.

-No lo harás...
Susurró el pequeño de cabello rubio.

-Y si lo hago...Promete que me traerás de vuelta.

-Lo prometo, Zoe...

...

-Ellos...Éramos nosotros...
Estaba desorbitada y con la mirada perdida.

-Sí, en una de nuestras vidas...
Al parecer él también lo estaba, ya que agachó su cabeza y cerró sus ojos.

-¿También lo haz recordado?

-Sí...Esa fue la primera vez que te llevé a la pradera.
Levantó la cara, y sonrió como aquel niño rubio que vi en mi recuerdo.

-Tú tampoco haz cambiado nada Link.

Me lancé hacia él, entrelazando nuestros brazos, uniéndonos al instante...Cerré mis ojos, y sonreí para mi misma mientras lo abrazaba como si de eso dependiese mi vida. Él volvió a levantarme, ésta vez sin separarse de mí, por un momento sentí haber revivido aquel lado infantil que creía muerto.

-No sé que decir...
Dije apartándome de él, cubriendo mí, increíblemente ruborizado, rostro.

-Entonces solo cierra los ojos y agradécele a quien sea que nos esté escuchando...
Respondió esbozando una sonrisa.

-¿Agradecer qué?
Pregunté arqueando una ceja.

-Que nuestros caminos se han vuelto a unir.
Sonrío y dirigió su vista hacia mí.

-Gracias...
Susurré cerrando mis ojos, tal y como él dijo, sintiendo como sus fuertes brazos me rodeaban por completo.

Tan protegida y la vez vulnerable, sin duda algo nació en mi ese momento, tan solo recordar que pasaba noches enteras rogando al cielo que alguien viniese,quien sea...Y solo en aquel abrazo pude ver mis más preciados lamentos desvanecerse, las miles de lágrimas derramadas evaporarse, y mi despedazado corazón unirse...