Pasaron un par de días de mi nacimiento, y por fin le dieron el alta a Mami George. Yo quería irme del hospital para no ver más a esa enfermera con cara de mono y trasero derretido llamada Yoko Ano... Oh perdón; Yoko Ono... Pero algo me decía que nada iba a salir como yo esperaba.
Me desperté en mi cuna al lado de Mami que se estaba quejando porque no le habían traído desayuno a la hora.
-¡ONO!-
-¿Zhi?-
Oh dios... Yoko estaba más fea que ayer
-MI SÁNDWICH.- Mami sacudió su pelo, chasqueó sus dedos y miró a la enfermera.
-ia voi señoritaaahh- El mal aliento de Yoko inundó la habitación.
-Espero que no tardes, sirvienta- Mami George cerró los ojos y se acomodó el pelo.
-Okei señoraaahh- Yoko salió de la habitación y pude divisar una nube verde y maloliente que la seguía.
Puaj, qué asco.
-¿Ves Ringo? Soy toda una sassy queen.-
Mami George está chiflada.
~
-Hola amor- Papi Paul había llegado con un ramo de flores y dos osos gigantes con camisetas de "sassy queen" y "sassy king". Menudos padres me habían tocado...
-Hola amorcito- Mis papis se besaron apasionadamente. Qué asco.
-Zheñoritaaaaahhh aquí está su zaaandwiiiichhh- Yoko había traído un sándwich increíblemente apetecible... raro en ella.
-Oh... Gracias.-
-Ya te puedes ir guapa.- Papi y Mami terminaron la frase a la vez y sacudieron su cabello cómo lo solían hacer siempre.
-Grrrr- La enfermera gruñó como monstruo y se fue tirándose pedos por todo el pasillo.
-Paulie amor... empaca las cosas que nos vamos de aquí ahora mismo-
-De acuerdo... ahhh... un manjar...-
-Espera... ¡MI PUTO SÁNDWICH!-
Ya empezamos.