la saliva de Yoko me revolvía como olas de un océano bastante... asqueroso.
Se notaba que Yoko no se había lavado los dientes en días o quizás semanas, o aún peor; en meses. Por suerte, yo al ser un bebé y no tener dientes no tenía por qué preocuparme de esas cosas.Qué asco.
Era una sensación muy desagradable, pero tenía que aguantar para poder volver a ver a mis Papis George y Paul. Los extrañaba muchísimo. Tanto que tenía que hacer lo imposible para reencontrarme con ellos.
Cuando sentí que Yoko me iba a tragar, saqué un frasco diminuto lleno de canela y tiré el polvo marrón directo a la garganta de la Bruja.
¡El reto de la canela, biiiitch!
-¡Malgditoog bebeg! Eso ya paso de modaagg-
Es que soy bien hipster.
Yoko tosió y pude salir (no pregunten cómo)
-¡AGHHHH RINGUZ! ¡TE ODIO!-
Uuuuuhhh leru leruu cara e' huevuuhh
-Espera... ¿Khé?-
Emmm... nada. Chao.
Salí arrastrándome por el suelo como si fuese un caracol dejando un caminito de baba maloliente de bruja.
Así estuve hasta llegar al retrete. Pensé que sería el camino más seguro para llegar a casa de John y Cynthia y finalizar mi plan. No me lo pensé dos veces y salté al agua.
-¡¿Ringo?!- Yoko corría como una cabra. -¿QUE COJONES?-
Shiiaaa hermanooo no te metai' conmigo vieja qlia.
-¡Ringo te volviste flaite! ¿sabes lo que te has ganado? ¡Una rociadita! Fssht fssht ¡Malo, malo!-
La bashe de datosh de virush ha shido actualizada.
-Aardafacafafaxafafaccuah-
Yoko no alcanzó a decir nada porque se resbaló en su propia saliva (la que yo había dejado en toda la casa al arrastrarme), y al intentar sujetarse tiró la cadena, dejándome en libertad.
Y Yoko murió.
Naah, es broma. Ojalá.
~
Después de todo lo que había pasado, me encontraba nadando en las alcantarillas. En mi opinión es mucho mejor que estar con Yoko.
Estuve así un par de días hasta que divisé una luz a lo lejos y sentí una fuerte corriente de agua que se acercaba a mí. También oía voces...
-¡CYN! ¡AHHH JODER, EL BAÑO!-
-Hmm... a ver si adivino... ¿Te has cagado otra vez?-
-Emm... sí...- Sentí como el hombre tomaba aire.
-No, John. Otra vez no.- La mujer parecía preocupada.
-IS IT TOO LATE NOW YO SAY SOOOORRYYYYY-
-¡Puto John! Todo el mundo canta la cancioncita de mier...-
-Shhht cállate mi amor y ayúdame. Por favor...-
-De acuerdo... Pero no cantes más.-
¡Hey, Ayuda!
-Cyn... oigo algo...-
-Espera... ¿¡Ringo!?