5.- Jace

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Intento tranquilizarme a lo largo del trayecto en bus, pero es difícil. Su presencia me pone nerviosa, pero más que eso me pone nerviosa el hecho de que en algún momento de esta semana tendré que verlo y él tendrá que verme. 

Las preguntas me acechan y ya no sé que pensar. Estoy cansada de idear respuestas a estas preguntas.

¿Me reconocerá?

¿Qué hará si me reconoce?

¿Qué haré yo si me reconoce?

¿Qué haré si no me reconoce?

¿Debo decirle a Jace sobre los mellizos?

No. La respuesta de esa última pregunta es fácil. No le diré nada. No puedo, el miedo de lo que pueda pasar si se entera me da más miedo que cualquier cosa en el mundo. Odio que la gente se enfade conmigo y si él se entera se va a enojar mucho sea cual sea su reacción.

Se enojará si no quiere reconocer a los mellizos o se enojará porque no le he dicho nada en estos últimos dos años o Se enojará por haberse perdido el último año y medio de sus hijos.

Harta de las teorías que mi cabeza está creando, saco de mi bolso un cuaderno y un lápiz. Comienzo a pensar temas sobre el ensayo que me dio el señor Dean. Me dijo que tema libre, así que puedo hablar de cualquier cosa que vea en Alemania. Un ensayo sobre cualquier cosa sobre este lugar... 

Saco la cabeza por la ventana para ver bien lo que hay afuera. Veo muchas caras de diferentes colores, diferente vestimenta y actitudes. Todos sacando fotos como si fuera el fin del mundo. Turistas, tal y como lo somos nosotros. Escribo "TURISMO" en letras grandes en mi cuaderno justo al lado de un número uno. 

Es limitado lo que podemos ver desde el bus por lo que solo me quedo con esa idea hasta que llagamos a el hotel en que nos quedaremos. Es enorme, con muchos pisos. Debe ser uno de los edificios más grandes que he visto en mi vida. Mientras bajamos del bus comienzo a escribir con dificultad por el movimiento la palabra "TECNOLOGÍA" por que para hacer un edificio tan grande este país debe ser muy desarrollado.

Mientras escribo choco con alguien. No debería estar escribiendo mientras camino. Mi cuaderno y mi lápiz caen al suelo y me agacho para recogerlo. La persona con la que choque parece tener la misma idea porque se agacha frente a mí y comienza a recoger mis cosas. 

Cuando levanto la mirada para darle las gracias me quedo congelada. Jace. Él parece quedarse congelado también unos segundos porque abre mucho los ojos y me queda mirando. Muchas veces soñé con este momento. Volviendo a ver a Jace, ver sus ojos, su sonrisa, sus labios... Todo lo que veo en mis hijos día a día, pero siempre pensé que solo era una ilusión. Mi imaginación jugandome una mala pasada. 

Y ahora estoy frente a él sin poder despegar mis ojos de los de él.  Esos ojos que veo en mi hija cada vez que la despierto... Sin duda Mia sacó los ojos de su padre.

-¿Maddie?

Su voz, más rasposa de lo que la recuerdo, está diciendo mi nombre. Me recuerda. Eso hace que despierte de mi trance y me levante del suelo tomando mis cosas de las manos de Jace. Creo que las cosas hubieran sido más fáciles si no me hubiera reconocido...

-Jace- digo en un susurro, pero lo suficientemente alto como para que él lo escuche. 

Un brillo se forma en sus ojos. Un brillo que no tenía antes. Parece que le gusta que lo haya reconocido. ¿Cómo no hacerlo? Matty es igual a él en casi todo aspecto y Mia tiene sus hijos. Entre las cualidades de mis dos hijos podría reconstruir a Jace sin problemas.

-Jace- dice una voz masculina detrás de nosotros- Es hora de que asignes las habitaciones.

Jace parece que no reacciona, pero yo sí. Me alejo de él y me uno al grupo de compañeros que espera instrucciones frente a la puerta del hotel. No me doy vuelta para mirar a Jace, pero siento su mirada penetrante en mi nuca. 

Sorpresas de la vida (SDLV #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora