7.-Manteniendo distancia

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Al día siguiente las actividades comenzaron con fuerza. Nos hicieron levantarnos a las seis de la mañana, cosa a la que estoy muy acostumbrada y parece que Thalia también porque parece enérgica mientras nos dirigimos al salón de comida a tomar desayuno.

Por otra parte, tenemos a una Aubrey con un cuarto del ánimo con el que me tiene acostumbrada esta chica, lentes de sol aunque seguimos en el interior y una caminata derrotada. Creo que no es una chica muy madrugadora. Incluso esta completamente callada. Pareciera como si aun estuviera dormida y solo sonámbula. 

Thalia ríe por lo debajo al ver a su amiga en el estado en el que está. Yo también me río. Nunca había visto a alguien que le costara tanto despertar por las mañanas.

-Aubrey iremos a caminar por todo el sector turístico- dice Thalia con una gran sonrisa en la cara- No creo que quieras estar durmiendo mientras lo hacemos ¿No crees?

-Sólo cállate y déjame dormir- replica a su vez Aubrey

Cuando llegamos a la mesa del desayuno, Aubrey solo apoya su cabeza en la mesa y pareciera como si se quedara dormida. La miro con sorpresa, pero parece que Thalia está acostumbrada a ver a su amiga de esta manera porque solo se ríe y niega con la cabeza.

-¿Siempre está así en las mañanas?- pregunto a Thalia en susurro, no creo que sea buena idea despertar a Aubrey.

Thalia asiente enérgicamente y sin borrar la sonrisa de su cara.

-Te acostumbrarás- dice en un tono normal, por lo que asumo que Aubrey no es de las personas que se despiertan con cualquier sonido- La verás mucho así esta semana, pero tranquila, se le pasará cuando sienta el olor a comida.

Ambas reímos. Nos costó un montón sacarla de la cama por lo que nos atrasamos en llegar al desayuno y nos quedamos de las últimas. Recibiremos la comida de las últimas. 

Veo como las meseras comienzan a entrar al comedor con café, té y pasteles en la mano. Todo se ve delicioso y en este momento tengo mucha hambre...

-¿Cuántos años tienes, Maddie?- me pregunta Thalia sacándome de la ensoñación de la comida.

-Veinticuatro- le digo- ¿Y tú?

-Veintidos- dice ella y se sonroja ante la mirada de asombro que le doy. Muy joven para estar terminando su carrera- Entré muy joven a la universidad- explica como si hubiera captado mi sorpresa.

Le doy una gran sonrisa para que no se sienta cohibida. No me cansaré de repetir que Thalia me parece una de las chicas más tímidas que he conocido. Incluso más que yo...

-Toda una cerebrito, ¿eh?

-Algo así- dice ella con timidez, pero puedo notar orgullo en su voz- Me gradué de la escuela a los dieciséis años. Me senté dos cursos cuando era más pequeña.

-Tus padres deben de estar muy orgullosos.

Eso parece ponerla feliz, más de lo que estaba porque noto un pequeño brillo en su mirada. 

-Lo están, supongo. Nunca me han dicho lo contrario. Soy su única hija, así que cada cosa que haga para ellos es como su mayor orgullo.

Le sonrío. Sé lo que se siente eso o al menos lo sabía. No soy hija única, pero mamá siempre estuvo orgullosa de mí. Podía hasta ganar el cuarto lugar en algún concurso y eso era ya un orgullo para ella. Creo que todo terminó cuando quedé embarazada. Sé que sigue orgullosa de mí por haber sacado mi vida adelante, pero la decepcioné y las cosas no volvieron a ser las mismas.

Bueno, tiene derecho a sentirse como quiera. La decepcioné de eso no hay duda y para una madre que tu hija te decepcione supongo que es lo peor que puede sentir. Aun no sé lo que se siente eso, mis hijos están muy pequeños para que me decepcionen de alguna manera.

Sorpresas de la vida (SDLV #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora