Capitulo 23

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Cuando Mauricio llegó a donde había dejado a Aranza, ya no estaba ella ahí.

Salió del salón de eventos y ahí estaba Aranza.

— ¿Aranza por qué no esperasté?

—Mau, no quiero que dejes de pasártela bien por mi culpa—dijo con voz quebrada.

Aranza ya había llamado a un taxi, pensaba irse sola.

— Aranza, no se que es lo que tienes y si no me lo quieres decir no me lo digas, pero tu mirada me dice que no es un simple dolor de cabeza.

Aranza solo agacho la cabeza.

—Mau perdón por arruinarte la noche— sollozó.

—No la arruinaste —afirmó Mauricio.

— Vete Mau— le dijo conteniendo las lágrimas.

— No lo haré — entonces se acercó mas y la abrazó—. No te dejaré sola—susurró.

Aranza cerró sus ojos y dos lágrimas rodaron por su rostro.

— Gracias— susurró. Porque apesar de lo que había dicho lo que mas necesitaba era alguien que estuviera con ella sin hacerle preguntas.

Larissa siguió a Mauricio sin que el se diera cuenta y miró cuando Mauricio abrazo a Aranza. Después se fue sin que ellos la hallan visto.

Cuando Aranza y Mauricio se separaron, Mauricio se percató de las lágrimas de Aranza.

Entonces supo que tenía razón, pero en vez de seguir con el tema, secó sus lágrimas con un pañuelo que llevaba en el saco.

—No llores más.

—No estoy llorando.

—¿Y estas lágrimas que? No me digas que por accidente te cayó gas lacrimógeno.

Aranza rió que por mas mal que se sentía, Mauricio logró hacerla sonreír.

Llegó el taxi y se dirigieron a casa.

Al llegar a casa, Mauricio acompaño a  Aranza hasta la puerta.

—Bueno me voy— se despidió Mauricio.

—Mauricio— dijo Aranza. Que casi no había dicho ninguna palabra desde que subieron al taxi. Mauricio se detuvo.

—¿Si?

—¿No se como agradecerte esto?

—No tienes que agradecerme...oh pensándolo bien... si hay algo que te quiero pedir.

Mauricio se acerco de nuevo a Aranza.

Aranza no esperaba que Mauricio le respondiera eso. La incertidumbre de que le pediría le ganaba, paso por su mente que tal vez saldría con una de sus bromas, hasta que Mauricio puso su mano en la suave mejilla de ella.

Aranza pasó saliva.

Entonces Mauricio le susurro al oído—. No permitas que tus problemas borren tu sonrisa.

Entonces una hermosa sonrisa apareció.

Aranza no supo que responder. Mauricio dijo esto y se fue sin decir más.

A Mauricio no le gustaba que Aranza llorara, le dolía que ella sufriera.

Aranza se sintió especial, por lo que le había dicho Mauricio, sus palabras provocaron un pequeño cosquilleo dentro de ella.

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Esperó les este gustando la historia.

Acepto comentarios.

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Saludos y feliz año nuevo.

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