Capitulo 14

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Ya en la habitación de Mauricio.

— ¿Mau iras a la fiesta de bienvenida?

—No lo creo—dijo negando con la cabeza.

—¿Por qué?—preguntó Aranza.

 —No me gustan las fiestas—titubeo. Entonces Aranza rió.

—Ok, ok ahora la verdadera razón—dijo incrédula de lo que Mauricio había dicho. Después hubo un pequeño silencio.

—Mmm...no se bailar—dijo mirando el piso y después elevo la mirada.

—¿En serio?— alzo una de sus cejas.

—Si. Tengo dos pies izquierdos—dijo Mauricio.

—Si es por eso, yo te puedo ayudar—sonrió Aranza.

— ¿Aranza pero tu pie?—dijo preocupado.  

—Yo ya estoy bien, no te preocupes—afirmó.

Mauricio conocía muy bien a Aranza y sabia que no estaba mintiendo. Después de practicar paso por paso, Mauricio pisa ligeramente a Aranza.     

— Aush— se quejo Aranza—.El de abajo es mio.

—¿Aranza ves no debimos bailar?

—Debiste ver tu cara—bromeo.

— ¿Quee?—dijo desconcertado.   

—Estoy bien—dijo sonriendo—Ni siquiera es mi pie fracturado.

—Entonces... estas bien.

—Claro...una mas por las bromas que siempre me haces. En serio debí de haber tenido una cámara—dijo Aranza y los dos rieron.

Aranza y Mauricio siguieron practicando, parecía que se acoplaban muy bien, así que no les fue tan difícil, aunque en el baile de bienvenida no bailaría exactamente con Aranza.

Después de haber terminado de practicar.

—Aranza y a todo esto. ¿Sabes pintar?

—Claro que se. Yo sola pinte mi recamara—afirmó Aranza. Entonces Mauricio sonrió de una forma que parecía insinuar que no era verdad.

—¿Y tu?—preguntó Aranza.

—Ahora te mostrare—dijo Mauricio con voz desafiante.

—Eso quiero ver Mr. experto en manejo de motocicletas.

Mauricio comenzó a pintar la pared pero de pronto tomo pintura con las manos y la puso en la nariz de Aranza.

—Heey—se quejo arrugando la nariz.

— Ves si se pintar.

Después Aranza toma un poco de pintura con las manos y apunto de ponerla en la cara de Mauricio, el la detiene tomándola de la muñeca, haciendo que con este movimiento se acerquen. Se miran uno a otro, cruzando miradas, los ojos azules de Mauricio con los ojos verdes de Aranza.

Esta era la tercera vez que quedaban de esta manera, pero ninguno se preguntaba porque cada que quedaban de esta manera no podían decir ni una palabra.           


UNA DECISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora