Capítulo 19- La presentación de la Reina

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ALEX

Desde aquel incidente en el gimnasio veía mi futuro más tranquilo. Lo único que me preocupaba era la persona que va ras de mi compañera. Quería encontrarla y matarla con mis propias manos para hacerle pasar por lo que le hizo pasar a ella.

Miré por última vez que todo estaba en su lugar en el gran salón. Esta misma noche vendría gente muy importante de Akaton para ver a su Reina.

Akaton es un planeta muy cercano de la Tierra e invisible para la seguridad de los humanos. El planeta era tres veces más grande que la Tierra y dos veces más poblada. Allí viven sirenas y tritones, licántropos, brujas y brujos, hadas, otros seres mitológicos más pequeños y vampiros. Y de todos ellos yo era el Rey. Los únicos que podían ir a la Tierra porque podían sobrevivir éramos los vampiros y nuestros compañeros. Ningún humano podía ir a Akaton porque no poseían nada de magia. Añoraba mucho mi hogar y me satisfacía el hecho de que dentro de poco podría volver allí con Beth, después de convencerla, claro.

"Mi Rey." Me llamó un vampiro a mis espaldas.

Me di la vuelta y me encontré con el vampiro que se encargaba de la fiesta.

"¿Está todo?" Le pregunté.

"Sí, mi Rey."

Asentí en silencio y me marché a la habitación de Beth. Era hora de despertarla.





BETH

Noté una acaricia en mi rostro. La electricidad recorrió desde ese punto por todo mi sistema nervioso. Abrí los ojos y me encontré con Alex.

"Feliz cumpleaños." Me dijo al oído.

Sonreí como una niña pequeña, me encantaba despertarme así.

"Gracias."

"¿Estás nerviosa?" Me preguntó con picardía.

"Un poco." Jugué nerviosamente con mi pelo. Él alzó la ceja incrédulo. "Vale, estoy muy nerviosa."

"Todo irá bien. Te lo prometo."

"¿Estarás conmigo todo el rato?" Me miró unos segundos.

"Todo el rato no, pero intentaré que sea la mayor parte de tiempo."

Me desilusioné un poco.

"No dejaré que nadie te coma." Dijo burlándose. Le pegué un puñetazo cariñoso en el hombro.

"Tonto."

Vanessa entró en mi habitación con un enorme vestido morado seguida de otras dos mujeres. Miró con disgusto a Alex y con la mirada le dijo que se marchase.

Él maldijo por lo bajo pero se marchó de la habitación, no sin antes de mirarme por última vez y gruñir a Vanessa.

Ella cerró la puerta cuando las dos mujeres dejaron las cajas encima de una mesa.

Vanessa se sentó en un sillón acariciando su gran barriga con cariño.

"¿Qué es?"

"No lo sé. No se puede ver."

"Tal vez yo pueda." Dije esperanzada.

Coloqué una mano es su tripa y cerré los ojos. Pude ver dos niños: una niña y un niño.

"Un niño y una niña."

"¿En serio?" Dijo muy ilusionada. "¡Tengo que decírselo a Jack! Pero después de vestirte."

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