Capítulo 20- La guerra de los cazadores

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  • Dedicado a Alejandra y a otros queridos lectores
                                    

N/A: Antes de leer, una disculpa a aquellos lectores de la península Española (pues aqui ya es martes) y otra para los canarios (allí también es bastante tarde). Todos los demás, también lo siento, seguro que no esperabais que subiese el capítulo a estas horas.

Por otra parte, poco a poco ya se acerca el final de esta historia y quiero agradecer a todos mis seguidores (26 hasta ahora) por ser tan pacientes conmigo junto con los demás lectores. Quiero agradecerles por leerme todas las veces y por comentar. Sobre todo a una amiga que me conoce tras la pantalla del ordenador (llamada Alejandra) por leerme y presionarme para que siga escribiendo), a DaliaLopesArias (por ser l primera en comentar al principio de todo) y a chanylo (sobre todo ella, aunque no os enfadéis los demás, también os tengo en cuenta, por comentar muchas veces y darme ánimos).

Finalmente, disfrutad del capítulo. MUCHOS BESOS Y FELIZ TARDE-NOCHE-MADRUGADA!!!

ALEX

Sentí el dolor y el odio que emanaba del corazón Beth.

Vi cómo salía corriendo hacia el jardín corriendo, camuflándose y escondiéndose en la oscuridad de la noche.

Miré a Catherine, buscando la respuesta de su reacción. Estaba callada, parecía una estatua, pero yo sabía que algo ocultaba.

“¡Señor, CAZADORES!” Gritó uno de los guardas de seguridad.

Todos los hombres llevaron a las mujeres, bien humanas, bien vampiresas, hacia dentro de la mansión.

Yo salí corriendo con Jack tras mis pies, los dos armados. No iba a perder otra vez a mi compañera.

Oí su grito desgarrador irrumpir en lo que hasta entonces había sido una bella noche.

La vi allí, tirada en el suelo y volví a recordar lo mucho que había sufrido en su corta vida. Jack fue el  primero en atacar al hombre que estaba delante de Beth y yo la alejé de la mujer que estaba delante de ella.

La coloqué tras mi espalda y la metí dentro de la casa.

BETH

Alex me metió dentro de casa.

“¿Quieres que mi vida se acorte a 200 años?” Me dijo enfadado. “¿Qué te ha ocurrido?”

“¡No me vengas con cuentos!” Le reproché mientras miles de lágrimas caían por mi rostro. “¡Querías matarme mientras que tú estabas con tu amante tan felizmente! ¡Me querías muerta! ¡Muerta!”

“¡NUNCA! ¡Yo te amo! ¡No necesito a nadie más!” Su piel pálida cambió a color rojo. Le había enfadado mucho, ¡pero me era infiel!

“Explícame por qué las fotos  de Catherine.”

“Nunca me he acostado con Catherine. Te lo demostraré.” Se acercó a mí y me mostró sus afilados colmillos. Aquella imagen me embelesó y perdí la noción de tiempo.

Se acercó a mi cuello y arañó con las puntas de sus colmillos mi piel, haciendo caer unas gotitas de sangre.

“Te dolerá un poco al principio y verás unas imágenes, son mis recuerdos. No te asustes.”

“No entiendo.”

“Voy a reclamarte, bueno, a medio- reclamarte. No creo que ahora, en medio de una batalla, quieras que hagamos algo más.”

Me tensé e intenté respirar profundamente, pero me mordió. Sentí cómo el aire se escapaba de mis pulmones. El dolor de la mordedura era soportable y extraño. Un millón de imágenes cruzaron en  mi mente; de un Alex aburrido, riendo, estudiando, luchando...

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