7; El en las estrellas.

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Leigh's POV

-Este lugar es una basura- masculló Pietro dándola una mirada a la pequeña habitación-. ¿Acaso el viejo no encontró un lugar mas decente?

En un suspiro deje la mochila sobre el único mueble en el lugar, estire mis brazos e inspeccione las heridas en ellos, que poco a poco comenzaban a sanar por si solas.

-Esta bien, supongo- me encojo de hombros abriendo una puerta, dejando a la vista un baño con lo necesario para cubrir todas las necesidades básicas.

-Creo que me quebré una costilla- dice tocando la zona, en donde se encuentra una gran mancha con sangre desprendiendo de su camiseta.

-Déjame ver...- con cuidado me acerco a él y quitó su camiseta por sobre su cabeza, evitando tocar las heridas que estaban casi sanadas. Deslizó mis dedos sobre el lugar afectado y siento las irregularidades en sus costillas, afirmando el daño en ellas-. Vas a estar bien- sonrío sin dejar de acariciarle.

-Estaría a un mejor si me dieras un beso- sonríe mientras me abraza por la cintura, dejando que sus escurridizas manos se adentren en mi camiseta.

-No obuses- me burlo para dejar rápido beso en sus labios, logrando que un adorable puchero se apoderara de ellos.

-Eres mala...- se queja con gracias, sin dejar de acariciar la piel de mi cintura.

-Ha sido un día largo- digo, haciendo caso omiso su comentario anterior, dejando que mi mirada vagara por el lugar-. Stark se ve realmente abatido por todo esto.

-Se lo ha buscado solo- contesta Pietro, restándole importancia al asunto. Ruedo los ojos-. No hagas eso, sabes que es verdad, por primera vez pudo hacer algo realmente bueno ayudando al viejo, pero prefirió ayudar a SHIELD.

-Lo sé...- susurro recargándome en su cálido pecho-. Pero Tony solo quiere enmendar el error que cometió con Ultron.

Hoy definitivamente había sido un día complicado, habíamos abandonado la torre Stark para siempre, intentando encontrar a Bucky, pero en lugar de eso, nos encontramos con un escuadrón de SHIELD que tenía como orden capturarnos y llevarnos hasta la base, pero no nos dejamos vencer con tanta facilidad. Y finalmente terminamos en un motel de mala suerte, en medio de la nada.

-¿Sucede algo?- preguntó el platinado, luego de unos segundos.

Negué, aun escondida en su desnudo pecho-. Estoy bien...- digo levantando la cabeza para mirarlo, él asintió.

Pietro dirigió sus manos a mi rostro, acaricio mis mejillas con delicadeza y llevo sus labios hasta los míos. Un beso suave y tranquilo, que poco a poco comenzó a tomar fuerza. Sus ágiles manos se dirigieron a mis caderas, mientras que las mías por inercia fueron hasta su nuca, jugando con su cabello. En un hábil movimiento, Pietro me alzo, obligándome a enredar mire piernas en su caderas, para luego llevarme hasta la pared más cercana.

-Pietro...- jadeo al sentir sus labios succionar sobre mi clavícula, llevo mis manos hasta su rostro y lo obligó a mirarme-. ¿Crees que podamos llevarlo a velocidad normal?- dejó escapar una pequeña risa, logrando que el sonría apenado-. Me encanta que seas rápido cariño- dejo un cálido beso en sus labios-. Pero creo que lo disfrutaremos más lento...- aseguró en su oído, para luego morder gentilmente el lóbulo de su oreja.

Pietro gruñe al mismo tiempo que presiona su cadera contra la mía, sus manos caen nuevamente bajo mi camiseta y con lentitud la saca sobre mi cabeza, la cálida piel de sus dedos acarician mis costados y se detienen en el momento que llega hasta mis pechos, para acariciarlos sobre la tela del sujetador. Sus labios dejan los míos y vuelvan a mi cuello, mordiendo pequeñas secciones de la piel expuesta.

-Princezna...- tararea contra la piel de mi cuello, mientras sus manos se deshacen por completo de mi sujetador para luego volver a su trabajo anterior.

-¿Si?- logro articular en respuesta, cerrando los ojos por la atención que sus manos le proporcionan a mis pechos. Pietro ríe cuando sus manos resbalan hasta el inicio de mis pantalones.

-Llevas mucha ropa- se burla, suspiro.

-Estamos en las mismas condiciones cariño- contestó para imitar su acción y llevar mis manos a sus pantalones.

Luego de lo que parecieron horas, llenas de amor y cariño, ambos nos encontramos en la desgarrada cama, con tan solo unas sabanas cubriendo nuestros cuerpos desnudos. Sus dedos juegan con mi cabello, mi cabeza descansa sobre su hombro, mientras mis dedos juegan a hacer figuras imaginarias sobre su pecho.

-Ahora mismo el mundo se podría estar cayendo a pedazos...- dice sin dejan mi cabello-. Pero aún así, yo me sentiría en las estrellas.

Can't Let Go |Pietro Maximoff/ Quicklisilver|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora