Narra: Lucy
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Vi a Natsu voltear por última vez, apenas logré decirle unas palabras y se perdió tras ese gran portón de madera que a pesar de que pareciera que entraba a un hermoso jardín, entraba al mismísimo infierno.
Tal como dijimos, con Raito permanecimos aquí fuera esperando su regreso. Porque él va a volver... ¿Verdad? Otra vez estábamos los dos, esperando un milagro, dependiendo de las vueltas de la vida.
Un mes ya había pasado, teníamos nuestro propio campamento armado frente a la entrada de "El laberinto de la bruja". Durante tiempo que estuvimos allí los chicos del gremio siempre nos venían a ver, a preguntar si había novedades y era doloroso responderles: "no, nada". Hasta que un día, mientras estábamos somnolientamente apoyados en un árbol con los ojos entreabiertos escuchamos el crujir de una puerta.
Lo más rápido que pudimos nos pusimos de pie. La puerta se estaba abriendo lentamente, y lo que vi causó mi máxima felicidad. Estaba mirando a la altura de un adulto, pero tuve que bajar la mirada, y allí vi a mi Natsuki. Daba pasos temblorosos, llenos de duda, su cuerpo parecía al de una adolescente, correspondiente a la edad que debía tener.
Lucy: ¡Hija!
Me lancé a abrazarla. Ella comenzó a llorar, no debe entender nada. Raito se sumó a nuestro abrazo, las lágrimas salían de los ojos de los tres. La dábamos por perdida y ahora estaba frente a nuestros ojos, la podíamos abrazar, era real.
Natsuki: Mamá... ¡Mamá! ¡Nii-chan!
Nos separamos por un instante, dejé que Raito siguiera abrazando a su hermana. Yo miré a la puerta, ¿y dónde está él?
Raito: ¿Cómo fue que llegaste aquí, Nee-chan?
Natsuki: Un hombre de cabello rosa me rescató, luego me guío a la salida...
Después de todo, había sido Natsu.
Lucy: ¿Y qué pasó con él?
Natsuki: Cuando llegamos a la puerta, me sonrió, me dio un pequeño empujón para que saliera y luego solo cerró la puerta detrás de mí.
¿Por qué? Él tiene que venir. Lo necesito conmigo, nuestros hijos lo necesitan, por fin podríamos estar todos...
Raito: No te preocupes, mamá. Él me prometió que nunca se iba a ir –sonríe-.
Simplemente no podía valerme de promesas. Natsuki se veía débil, tenía ojeras y estaba pálida, así que la cargué en mi espalda. Tendríamos que ir al gremio para que Porlyusica le hiciera una revisión. Tenía que empezar a caminar en ese mismo instante... Pero mis piernas no se querían mover, mi cuerpo no quería cambiar de rumbo, quería seguir esperando a Natsu.
Lucy: Confío en ti, Natsu –susurro-.
Partí hacia el gremio, en cuanto entré Gray me quitó a Natsuki de la espalda y la cargó él mismo. En serio se querían. Era algo divertido verlo, hace varios años había visto la misma situación, pero Natsuki ahora era mucho más grande.
Gray: No luces muy bien, pequeña, ¿cómo te sientes?
Natsuki estaba tosiendo, por lo que Erza ya estaba encargándose de llamar a la curandera. Dejé a mi hija en la enfermería del gremio, tenía fiebre, su cuerpo ardía.
Porlyusica: Está sufriendo por los cambios. Su alma se está volviendo a adaptar al cuerpo, también tiene que traspasarse la magia, es un proceso complicado. Los órganos no están funcionando al máximo, están "reactivándose", hay que tener mucho cuidado... Cielos, sólo a ustedes se les ocurre traer a alguien de la muerte.
La situación parecía complicada, pero no volvería a perder a mi hija, no perdería a nadie más... Cuando el cuarto se desocupó, ella estaba dormida pero con una gran sonrisa en la cara, sin duda algo invaluable.
Erza: Me esperé para preguntártelo, pero... ¿Y Natsu?
A mí también me tenía inquieta aquello... Era una incertidumbre horrible.
Lucy: Pues a mí también me gustaría saberlo... Natsu no ha vuelto.
Erza: Oíste lo que pasaría sino volvía en dos meses, ¿no?
Lucy: Sí... -llora- No podría volver a salir.
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Aún lo amo |Fairy Tail|
FanfictionFanfic Nalu de Fairy Tail. Una sola noche. Una celebración, una borrachera, una relación y una partida. ¿Qué hará Lucy para afrontar la partida de todos? ¿Cómo superará la partida de Natsu? Él sólo se fue, sin oírla, dejándola a ella con dos pequeño...