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Recuerdo la primera vez que te hable, la primera vez que escuche tu voz.

Lo gracioso fue que te escuchaba, pero no te veía.

Eras una persona con muchos problemas, a veces creo que eran demasiados que nunca termine de saber sobre ellos.

A veces me hubiera encantado que hubieras sido él chico de la guitarra, que solo tenía miedo de decir quién era.

Pero no, resultaste ser él chico malo, metido en las drogas con una historia tan mala que no era necesaria de contar.

O tal vez eras un poco de los dos.

Tal vez más de uno que de otro.

O tal vez no. A veces me gusta pensar que si.

Después. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora