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Ya habían pasado cinco meses, nadie sabía nada de ti.

Las personas ya no se tomaban la molestia de preguntar dónde estabas. O de preguntarse qué te había pasado.

¿Tú crees que después de la lluvia sigue la calma?

Conocí a alguien.

Él era una buena persona.

Era esa clase de chico que siempre saca sobresalientes en todos sus exámenes. Y tiene que decir con quién está para que pueda salir.

Era esa clase de chico que te da su suéter cuando tienes frío. O que cuando te lleva a una cita el paga absolutamente todo.

Era esa clase de chico que si hablabas hasta la madrugada con él y te dormías, te mandaba cientos de mensajes para que los vieras al día siguiente que despertaras.

Era la clase de chico que te hacía reír solo porque le encantaba el sonido de tu voz.

Pero ese chico no eras tú.

Después. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora