Le conté sobre ti.
Le conté toda nuestra historia.
No lloré, y eso me hizo sentir bien.
Él dijo te debí haber querido mucho. Y tenía razón.
No le dije que estabas internado o la manera en la que lo nuestro acabo.
Solo le dije nuestros bellos momentos o cómo me hacías sentir cuando estabas conmigo.
Él me apretó la mano intentando darme un poco de apoyo.
Me sonrió y yo también lo hice.
En ese momento no me acorde de ti.
En ese momento sentí que volvía a ser la de antes.
Sentí que todo estaba bien.
Y que podía estar bien.