Pasaban los meses y yo me sentía hundida y pérdida.
Las cosas no se sentían bien.
Empecé a bajar mis calificaciones.
Deje de hablarle a mis amigos y ellos se alejaron.
Cada vez era más fría y cortante.
Mi mamá no sabía qué hacer conmigo, pero agradecía el hecho de que no me preguntara nada.
Mi mejor amiga terminó con su novio.
Le dolió, le dolió demasiado.
Las dos estábamos con el corazón roto.
Siempre que pasaba algo yo era la fuerte, yo siempre la defendía.
Pero esta vez yo necesitaba que alguien me defendiera, ella no sabía qué hacer.
Quiero pensar que era normal.
Aunque nunca me había sentido así.