Quería llorar como una pequeña niña.
Quería correr muy lejos.
Quería gritar hasta quedarme sin voz.
Quería insultarte hasta sacar todo lo que estaba sintiendo.
Quería preguntarte el por qué de todo.
Quería muchas cosas.
Pero no hice ninguna.
Llámalo temor, pero yo lo llamo dignidad.