CAPITULO 4

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Me llevaron a un centro de asistencia psicológica, quien sabrá por qué, lo que sí sé, y lo puedo aceptar es que soy antisocial, esa fue, es y será, mi excusa, aunque no tanto una excusa si no una verdad, la cual sostengo con firmeza. En ese lugar no mantuve ni una semana, me declararon psicópata, esquizofrénica, y otras cosas más, pero estas dos últimas me llaman la atención, ¿a ustedes no?, solo imagínense ser una persona psicópata y esquizofrénica, vivir así, hacer lo que se te antoje y solo te declaren loca bueno todo esto antes de ser mayor de edad, ahí se me acabo la dicha, aunque cuando cumplí la mayoría de edad, nadie lo sabía si no yo, porque quemé toda evidencia que tuviera que ver con mi vida y mi pasado, para que nadie supiera quien soy yo, pero cuando cumplí veinte años ya no se me notaba el cuerpo no como el de una adolescente, si no como una mujer adulta.

Como decía al principio, me volé del manicomio ese, no soy una mujer para estar encerrada, y lo volveré hacer no te preocupes, solo calla, Shh!

El día que me volé por primera vez de ese manicomio, tan solo el nombre da ganas de fugarse de él, tenía tan solo doce, cuando descubrieron lo de la "Masacre masiva", eso no es una masacre masiva, solo les quite la vida a seis personas, además mi perro se salvó, ¿qué más quieren? Cuando me sacaron del centro de asistencia psicológica, me llevaron al manicomio, donde allá si había un completo personal de retorcidos, y maniáticos, ellos si merecen estar en el manicomio. Cuando entré solo me puse a observar bien el lugar, vi la sala de asistencias urgentes, sala de recreación, de recuperación, una tal "BASE DE DATOS, SOLO PERSONAL AUTORIZADO", y otras más.

Me encerraron en una habitación con una camisa de fuerza y me inyectaron dos veces como si yo representara algún peligro. Lo que nadie sabe es que yo en mi mano derecha, en la que siempre llevo un guante, entre este y la palma de mi mano llevo una navaja de emergencia. Un día la encontré y como era demasiado gruesa como para que mi familia la viera le quite el plástico que la rodeaba, pulí el metal para que quedara más afilada, e introduje un pedazo de goma en la base para que fuese más fácil sacarla sin cortarme, como ya dije en caso de emergencia, uno nunca sabe cuándo se necesitará. La saqué y rompí la tela de la camisa de fuerza, así que los candados que estaban en la parte posterior de la camisa no fueron problema.

"mo"l

MENTE DE UNA PSICOPATA SEXUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora