CAPITULO 9

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Me encuentro un poco enojada, a la vez excitada, veo como él se monta en el carro y se va, me produce un vacío totalmente inexplicable, quiero que vuelva, ahora sé que le gusto, pero Miguel prefiere verme como una hermana o algo así, no me quiere hacer daño, piensa que soy una flor delicada o algo parecido. Ahora no sé si Miguel Ángel volverá, sigo sin saber por qué me preocupa tanto.

Llega la noche, del día siguiente, y se me agota la gasolina para la planta de energía; así que me dirijo hacia la estación de gasolina. Cuando llego miro un retrato de mí, y abajo decía, [WANTED (Se Busca), PACIENTE DE PSIQUIATRÍA, ASESINA, PSICÓPATA, ESQUIZOFRÉNICA, RECOMPENSA <100.000 €>].

Me devuelvo a ponerme una sudadera, pero cuando me regresaba en el camino me encontré con un señor uniformado como ingeniero no sé, estaba bien vestido, un olor de perfume de Pacco Rabanne, lo sé porque mi padre tenía un perfume igual, tenía unos ojos idos, como los de los drogadictos, todavía me acuerdo de esos minutos, cierro los ojos y los visualizo en cámara lenta. Él me toma del brazo fuertemente, me agarra del cuello y pone su mano entre mis piernas, no sé si gritar, porque sea quien sea que me pueda salvar, pueda saber quién soy yo, le muerdo el brazo, me suelta, pero no alcanzo a correr, me toma del vestido, me lleva contra mi voluntad a la fuerza a un callejón sin salida, inconscientemente empiezo a gritar, el me pega una bofetada tan fuerte que se me cae el corchete para cabello, me trata de rasgar el vestido, yo mientras me estiro para coger el corchete, cuando por fin lo tomo, lo abro y le aprieto los genitales, e inmediatamente me suelta y se tira al piso, yo me levanto y corro, me enceguece una luz, alguien se baja, miro hacia atrás, y el señor viene detrás de mí, corro, veo a Miguel Ángel, viene hacia mí, grita.

- ¡Victoria!

- ¡Miguel, auxilio!

Miguel estaba uniformado, tenía el traje de policía más hermoso que he visto, y créeme he visto demasiados policías, demasiados. No me alcanza a mirar, sólo se dirige a golpear al señor, con una furia inexplicable, Miguel Ángel da el primer paso, y le pega un puño en todo el rostro, hasta a mí me dolió, pero el señor se defiende, Miguel grita y dice.

- ¿Quién te crees que eres?, ¿Qué pretendías hacerle? (sigue golpeándolo) ¡Ah!, ¡respóndeme! –Grita-

- La quería violar, si y qué, ¿a vos que te importa esa ¡perra!? (Dice el desgraciado) me provocó asesinarlo, y como dicen en Colombia ¿usted no sabe quién soy yo?

Como decía el señor también se defendió, alcanzo a darle un golpe en la cabeza a Miguel, cosa que hizo que despertara su rabia y enojo, no había visto a Miguel Ángel tan enojado, y mucho menos peleando, el corazón se me aceleraba, quería hacer que dejaran de pelear pero el maldito ese se lo merecía, creo que el insulto le dolió más a Miguel Ángel que a mí, porque cuando el termino de decir la frase, Miguel lo golpeo tan fuerte que el imbécil depravado quedó inconsciente, me pregunta.

...

- ¿V, tu estas bien?

- Sí, me quería violar, o algo así, me agarró del cuello, todavía me duele. –respondo-

- Idiota (responde con furia, empuña la mano, saca el arma, apunta para dispar, justo en la cabeza del hombre con olor a Pacco Rabanne)

- ¡No! (impido), le tomé el brazo, le suplico que no lo haga, al fin y al cabo, el señor no pudo hacerme nada) –digo-

- Es que de solo pensar que pudo... ha, me invade la rabia.

- Cálmate, yo me puedo defender sola, no necesito de tu ayuda, es más, tenía todo controlado.

- Si claro, controlado, como gritabas eh... ¡Miguel, auxilio! –se burla, y ríe-

- ¡Miguel Ángel! (Lo golpeo levemente en el antebrazo)

- ¡Auxilio!, ¡auxilio! –se sigue burlando-

- ¡Miguel Ángel Daniel's Slevi, te voy a romper la madre!

- ¡Auxilio!, ¡auxilio! –ríe-

Corre, lo persigo, no sé porque después de semejante acto estoy detrás de Miguel Ángel correteándolo, y yo sonriendo.

Llegamos al hotel, cansados de tanto correr exhaustos, riéndonos, y yo por fin digo:

- Gracias.

- Un placer, ¡Auxilio!

- ¿No te rindes verdad?

- Ven acá

Me toma del brazo y me besa intensamente, se me electriza los bellos de la piel, me lleva cargada hasta la habitación, continuamos besándonos, fue totalmente apasionado, llegamos a la habitación me baja de sus brazos, le quito el chaleco, la camisa es de Hugo Boss, se desabrocha los pantalones, se quita las botas, tiene unos bóxer de David Beckham color negro con los bordes del tirante azul, para ser tan clásico tiene un gran gusto de moda, o eso creo yo. Ahora solo tiene el bóxer puesto, yo un vestido de una señorita, que "tomé prestado sin permiso", bueno tu entiendes. Me quita el vestido, dice:

- ¿Puedo?

- Sí. –respondo-

Me besa todo el cuerpo, me quita el sostén, empieza a besarme los pezones, mi clítoris está demasiado duro y delicado, por un segundo puedo sentir su pene rígido, acaricia mis calzones aún puestos, me erizo, estoy muy húmeda, sitúa su cabeza en mi vagina, respira, capto su respiración, su lengua sube por mi vagina, y baja y sube, una y otra vez; su lengua define perfectamente su nombre, es un Ángel, me vengo enseguida, un chorro sale por mi vagina, tengo cosquillas, se me acelera el pulso. Él sube por mi ombligo besándome cada vez más sensual, me mira fijamente, ahogo un suspiro, está entre mis piernas, levanto la cabeza para ver su pene, es increíblemente grande, redondo, ancho, perfecto, saca un condón de su chaleco, se lo pone, me pregunta.

- ¿Lista?

- Dispuesta –respondo-

- Respira hondo. –dice-

- Claro. -Exhalo-

Introduce su pene con facilidad, no obstante me duele, ¡puta me duele!, es muy grande, las venas que sobresalen de sus brazos y piernas, son realmente excitantes, respiramos al mismo tiempo, entra y sale de mi cuerpo, le agarro los brazos, le aruño la espalda, cada vez precipita su ritmo, va más y más rápido, luego lento, despacio, suave, tiene un ritmo bipolar, si se puede llamar así, cambiamos de posición, ahora estoy en cuatro, Miguel me agarra del pelo, hace que me duela la cabeza, respira en mi hombro, mis gemidos son cada vez más fuertes, esa posición duele mucho más, inclino mi cabeza, la apoyo en la almohada, agarro el colchón, me está masturbando, toca mi clítoris, también mis senos, la excitación es exorbitantemente fuerte, no aguanto más, me vengo, inspiro, siento como Miguel se vine, cuando yo acabo. Caigo rendida en la cama, se acuesta al lado mío, recuesto mi cabeza en su pecho, está sudando pero no me importa, me acaricia el cabello, al cabo de unos minutos me levanto a ducharme, el agua está helada, mis crespos se vuelven lisos, escucho el rechinido de la puerta pero hago caso omiso, Miguel está detrás de mí, entra a la ducha.

- ¡Miguel Ángel!, ¿qué haces aquí?

- También me quiero bañar –dice- (se burla)

- Estás loco.

Se mete a la ducha conmigo, muy sereno, a la vez contento, repentinamente, me coloca tras la pared, me besa el cuello, la espalda, abre mis piernas, e introduce su pene, no tengo de dónde agarrarme, las paredes de la ducha son lisas, y el agua me resbala las manos, la vagina ya me estaba ardiendo antes, pero la calentura es más fuerte.



MENTE DE UNA PSICOPATA SEXUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora