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A la mañana siguiente luego de una noche prácticamente sin poder dormir tanto por guardar cosas en cajas como por saber que había vendido mi alma a una anciana, Me mude a la mansión de Leticia.

La mujer me había avisado que su chofer me ayudaría a llevar algunas cosas a eso de las 8 de la mañana, Pero como a eso de las 10 cuando me di cuenta de que realmente el tipo no vendría, Decidí llamar a un taxi y meter mis cajas en aquel pequeño auto amarillo como pude.

Al llegar y comenzar a sacar las cajas con la ayuda del frustrado taxista quien insistía que había dañado sus asientos debido al peso, Pude notar que la horrible "limosina" (Que parecía más un auto fúnebre antes que cualquier cosa) Estaba estacionada en todo el frente de la mansión y eso no era lo peor, El idiota chofer de mi ahora jefa estaba allí afuera limpiando los vidrios del auto.

Comencé a llevar las cajas hacia la puerta principal mientras no podía dejar de observarlo esperando a que dijera alguna estúpida excusa por la cual no pudo ir a ayudarme con la mudanza.

"Negativo. El tipo no dijo ni media palabra, Me ignoro por completo".

-Oye.. ¿Alf no?- Dije intentando ser yo la que le recordara el compromiso al cual había faltado. –Leticia me comento que debías pasar por mí a eso de las 8 de la mañana para ayudarme a traer algunas cajas. ¿Lo olvidaste?-

Realmente si admitía haberlo olvidado (Aunque fuera mentira) Hubiese sonreído sin ningún problema y entrado en la casa solo pensando en que era un maldito mentiroso irresponsable.

-No lo olvide.- Dijo serio mientras dejaba de trapear las ventanas para observame. –Solo que mi jefa es Leticia. No eres tú.-

-Se perfectamente que ella es tu jefa. Pero si te envía para realizar un trabajo deberías hacerlo ¿No lo crees?- Me cruce de brazos mientras pensaba en lo descarado que era este hombre.

-Leticia me dijo que si quería podía pasar por ti a las 8 de la mañana para ayudarte con la mudanza.- Dijo para luego sonreír. – ¿adivina qué? Yo no quería hacerlo.- continuo con aquella sonrisa imbécil y siguió limpiando los vidrios del auto.

Me quede con la boca abierta, Que tipo tan grosero y descortés. Le abría lanzado mi caja llena de cosas de vidrio si no hubiese estado tan pesada.

Al entrar en la casa con una de mis "7" cajas en mano, observe a Leticia de pie en las escaleras con una bata de color rosa y una pantuflas de conejitos las cuales me causaron un poco de gracia indiscreta.

-¿Te gustan mis pantuflas Juliet?- Dijo sonriente mientras las observaba.

-Si.- Respondi apenada mientras me acercaba. –Se ven casi reales.- Sonrei un poco.

-Es que lo son cariño.- Sonrio orgullosa mientras aun las observaba. –Son conejos reales.-

Me perturbe al instante y no pude evitar abrir los ojos a un punto que crei que alguno se saldría de su sitio, ¿Que clase de persona utilizaba conejos reales para mantener sus pies calientes y limpios?. Al principio pensé que era algo aterrador y extraño, Pero si las personas ricas utilizaban animales reales para calentar sus pies y sentirse cómodas, yo no podía hacer un letrero para ellos pidiendo que no maltrataran a los animales (Cosa que me dolía horriblemente).

Decidí seguir hablando sobre el tema de los conejos y solo sonreí buscando que Leticia sacara algún otro tema de conversación.

-Bueno déjame llevarte hasta tu habitación cariño.- Dijo sonriente mientras poco a poco se volteaba para subir las escaleras.

LA ANCIANA MILLONARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora