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A la mañana siguiente luego de una horrible noche "Con el esposo de Leticia". Mi alarma de despertador sonó, Tenia que bajar para hacerle el desayuno a la mujer, Me coloca mis pantuflas de conejos y baje absolutamente despeinada y empijamada, Solo iba a la cocina no era algo de otro mundo.

Al entrar en ella sonreí, Era una de las cocinas más hermosas y grandes que había visto en mi vida, El refrigerador era un total paraíso para alguien con alma de obesa como yo, Me imaginaba las comidas más exquisitas y los postres más deliciosos que podría comer y prepararme luego de hacer el desayuno para Leticia.

Como era una mujer anciana y terriblemente delicada con algunas cosas como el azúcar o no comer muchas grasas por sus problemas de insuficiencia renal, Decidí subir hacia su habitación para preguntarle qué era lo que desayunaba o que le gustaría para ese día.

Mientras arrastraba mis pies lentamente hacia la escalera, Observe al idiota Chofer quien también se dirigía hacia el mismo lugar.

-Vaya. Qué bonito uniforme.- Dijo sarcásticamente mientras me observaba. – Este muy presentable hoy.-

-Muy gracioso.- Comencé a subir las escaleras. –Te vez ridículo con ese uniforme.-

-Al menos utilizo algo decente y no estoy en pantuflas de conejos.- Subió tras de mí.

-¿Qué haces aquí adentro?- Voltee para observarle.

-La señora tiene reunión con sus amigas en el club a las 10:00 Am. Necesito despertarla.-

-Yo también iré a despertarla, Necesito preguntarle que dese para desayunar.- Comencé a subir las escaleras mucho más rápido.

-No creo que sepas exactamente como despertarla.- También comenzó a subir más rápido.

-La despertare y le diré que tu estarás esperándola allí afuera a las 10:00.-

-No gracias. Estoy seguro que cuando despierte querrá ver a uno de sus empleados muy bien vestidos y no en pijama.-

Ambos comenzamos a correr por todo el pasillo, Al principio el me llevaba la delantera pero luego de quitarme una de mis pantuflas de Conejo y tirársela en la cabeza, Se distrajo lo cual me ayudo rápidamente a entrar en la habitación de Leticia quien roncaba como tractor.

Estaba profundamente dormida y se notaba por sus grandes ronquidos, Me acerque lentamente hacia ella para despertarla antes de que el chico intentara arruinar mis planes.

-¿Leticia?- Susurre mientras me acercaba. –Leticia despierta.

Pero Seguía roncando sin parar.

-Leticia, Soy Juliet.- Coloque mi mano en su hombro para moverla un poco. –Debes levantarte, tienes muchas cosas que hacer hoy.-

La mujer seguía profundamente dormida, Me acerque un poco más para hablarle y moverla, Cuando sentí que Alf entro a la habitación.

-¡Despierta!- Comencé a moverla bruscamente mientras subía la voz. – Parece un muerto ¿Porque no despierta?- Hable para mí misma mientras aun intentaba despertarla.

Justo detrás de mí comenzó a sonar una melodía a prácticamente todo volumen, Me quede unos segundos escuchando para poder darme cuenta de que se trataba del Himno de nuestro país, Mientras yo intentaba asimilar lo que estaba ocurriendo, Leticia comenzó a moverse sola sobre la cama y lentamente abrió los ojos.

-Buenos días jovencitos.- Susurro observándome.

Me quede congelada y al mismo tiempo muy confundida, Escuche como poco a poco Alf bajo el volumen de la música.

-Buenos días señora Leticia ¿Cómo se encuentra hoy?.- Se acercó sonriente y con una voz suave. –Le enseñaba a su nueva empleada como le gusta ser despertada por las mañanas.-

Lo observe furiosa mientras me alejaba de la cama.

-Tu siempre tan servicial cariño.- Sonrió mientras intentaba levantarse de la cama a lo que ambos respondimos rápidamente acercándonos para ayudarle.

-Quiero recordarle que hoy tiene una reunión en el club mi señora, Así que la espero abajo a esa hora ¿Esta bien?.- tomo sus pantuflas y se las coloco.

-Muchas gracias cariño, Nos vemos allí.- Siguió sonriente.

Mientras el idiota salía lentamente de la habitación, Lleno de aires de grandeza por ser evidentemente el favorito, Yo hice lo posible por no observarlo para no terminar tomando su asqueroso sombrero de chofer y llenarlo de basura.

-¿Es un chico muy guapo verdad?- Dijo Leticia interrumpiendo mis malévolos planes.

Sonreí falsamente mientras me acercaba hacia ella, No quería para nada responder a esa preguntar pues sabía que si le decía lo que estaba pensando sobre su querido chofer, Probablemente perdería mi empleo.

-Leticia me gustaría saber ¿Qué quieres desayunar hoy?- Le observaba mientras se peinaba.

-Me gustaría un jugo de ciruelas cariño, También quisiera un poco de cereal de ciruelas, Tengo muchos días que no voy al baño y me gustaría que hoy fuera mi día de suerte.- Comenzó a reír.

-Perfecto.. – Respondí un poco asqueada mientras me volteaba para caminar hacia la puerta.

-Juliet cariño.-

-¿Diga?- Me voltee.

-Aquí te dejo una pequeña lista de lo que quiero que hagas hoy.- Abrió lentamente una de las gavetas cerca de su cama y saco uno papel. –Quiero que sepas que cada día te dejare una de estas pequeñas listas en algún lugar de la casa, Con Alf o yo misma te la entregare ¿Esta bien?-

-¡Perfecto!- Sonreí mientras salía de la habitación pensando en que gracias a dios no tendría que volver allí para preguntarle absolutamente nada.

Primero haría su desayuno y el mío y luego leería la lista de cosas por hacer, Mi mayor interés cuando baje aquella escalera a toda velocidad corriendo, Era abrir el enorme refrigerador y observar toda la comida deliciosa que había dentro de él, Leticia era una anciana con mucho dinero y estaba más que segura que ese refrigerador tendría cosas realmente buenas, Quería comer como los ricos esa mañana, Pero lamentablemente al abrir la nevera me di cuenta de que estaba llena de comida de ancianos por todas partes, Jugo de ciruela y ciruelas era lo que más se observaba por los alrededores, Había un yogurt mal oliente de piña y plantas por todas partes, Pero evidentemente lo que más llamaba la atención y había eran bolsas y bolsas de ciruela, Busque en el congelador y solo habían esqueletos de pescados congelados y huesos de pollo, No entendía que era lo que comía esa mujer.

Para cuando Leticia bajo a desayunar yo ya le había preparado su jugo de ciruelas y sus ciruelas solas en otro plato, Yo había decidido ayunar aquel día ya que odiaba la ciruela y el yogurt de piña que estaba allí adentro llevaba creo que más de medio año en el refrigerador, Lleno de telarañas y cabellos.

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LA ANCIANA MILLONARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora