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Voltee totalmente avergonzada a observarlo y aunque sabía perfectamente que era cierto lo de la ropa interior de Leticia, Quise salvarme intentando aparentar que no sabía a lo que se estaba refiriendo.

-¿De qué hablas?-

-Hay cámaras.- Se levantó de la silla. –Tienes suerte de que vi esas escenas justo antes de que Leticia despertara y las observara, Debo admitir que las pantys de abuelita te lucen genial.- Dijo en broma para luego seguir riendo.-

-¡Eres un idiota!. Lo hice por causas realmente importantes.- Le observe enojada.

-La próxima vez que quieras saber sobre la talla de pañales de Leticia, Llama al número telefónico de la limosina.- Me entrego una pequeña tarjeta.

-No puedo creer que enserio esa cosa tenga teléfono.- Dije en voz alta mientras observaba la tarjeta.

-Si no te interesa no llames.- Respondió ofendido. –Creeme que lo hago más por ella que por ti, No quiero que termines matándola de un infarto.- Salió rápidamente de la cocina.

-Amargado.- Susurre mientras guardaba la tarjeta en mi bolsillo.

Luego de terminar el jugo de Leticia, Decidí colocarlo en una pequeña charola para llevárselo a la cama y así darle un buen despertar luego de su siesta.

Mientras subía por las escaleras lentamente con la bandeja en mano, Comencé a pensar que quizás cuidar de Leticia no era tan difícil, Llegue a pensar que quizás la que se estaba dando mala vida al cuidarla era yo.

Necesitaba comenzar a llevar las cosas con más calma y a dejar de juzgar tanto todas y cada una de las cosas extrañas que hacia Leticia, Después de todo solo era una pobre anciana solitaria que estaba en busca de compañía, Terminando de pensar todo esto, Entre en la habitación sonriente lista y dispuesta a despertarla y darle su querido jugo favorito, Pero mi sonrisa y tranquilidad desapareció cuando a mi llego un horrible olor que definitivamente no pude dejar que pasara desapercibido, Aguantando prácticamente las ganas de vomitar comencé a acercarme a ella para despertarle, Pero cada vez que lo intentaba el olor se hacía mucho más fuerte.

-Qué demonios es eso..- Susurre mientras colocaba la bandeja a un lado para luego acercarme más y tocar su hombro.

-¿Leticia? Te traje tu jugo favorito.-

Luego de unos pequeños segundos moviéndola mientras prácticamente aguantaba la respiración, Ella se volteo y me observo sonriente.

-Cariño. Muchas gracias por traerme mi jugo.-

-No te preocupes.- Respondí con los ojos llorosos mientras poco a poco me alejaba de ella.

-¡Santo cielo cariño!- Se sonrojo totalmente. –Debes de estarte asfixiando con ese terrible olor.-

-La verdad si.- Sonreí hipócritamente mientras deseaba salir corriendo de allí. – ¿Qué es ese olor?-

-Mi pañal está sucio.- Comenzó a reír mientras se quitaba poco a poco las sabanas de encima. –Ven a ayudarme mi querida Juliet.-

¡NOOOOOO!.

Me acerque intentando aguantar la respiración para ayudarle a levantarse, Cuando por fin lo logre, Me aleje nuevamente.

-Con permiso Leticia.- Pedí permiso para retirarme.

-Espera cariño no te vayas.- Levanto la mano indicándome una pausa.- Quédate mientras me cambio el pañal, Necesito que lo bajes a la basura..

LA ANCIANA MILLONARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora