4. ¿Deseas guerra? Pues la tendrás.

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- ¿Que te ocurre Phoebe? - me preguntó Harry.

Disimulé que no le había oído, así que Sum se encargó de responder por mi.

- Ha fallado con la venganza, no esta con humos.

Oí como mi novio hizo un sonido extraño con la boca, y después añadió.

- Yo me encargo de llevarla a la siguiente clase. Nos toca natación.

Al menos esta clase, me refrescaría un poco y poder aclarar las ideas, a lo mejor con un poco de agua fría se me ocurra la broma perfecta.

Estuvimos andando por los pasillos, hasta que llegamos al pabellón. Seguidamente bajamos las escaleras a la zona de la piscina.

- Me parece que aqui se separan nuestros caminos. - dije indicando los vestuarios. - Espero no encontrarme con otra parejita besuqueandose.

Harry soltó unas carcajadas, a lo que yo le imité. Es tan divertido.

Lo único que me molesta de él, es que es bastante tímido, así que no creo que el sea el que de el primer paso.

- Bueno, luego nos vemos.

Me despedí con la mano y entré en el vestuario indicado para chicas. Me aseguré de que no oía ningún ruido extraño, y cuando lo comprobé, entré decidida, ya que el resto de chicas de la clase ya estaban casi vestidas.

Saqué el bañador de mi mochila, que se me olvidó mencionar antes, y lo dejé encima del banco. Sentí unas miradas reposando sobre mi, así que no dudé en girarme y ver a un grupo de chicas cuchicheando probablemente de mi, de repente una de ellas se me acercó.

- Eh, pivita, ¿de donde has sacado esa ropa? - dijo señalando mi conjunto. La chica llevaba unos rasgos suizos, con ojos claros y un pelo tan rubio que casi alcanzaba el blanco. - ¿Me estás evitando?

Me di cuenta de mi empanamiento. Y también de que me había puesto la misma ropa del día anterior, soy una completa idiota.

- No y esta ropa la he sacado de la tienda que esta aqui al lado... - dije enrollandome.

- ¡Basta! Ya he oído suficiente. Devuelveme esa ropa enseguida.

- ¿Por qué? ¿Acaso es tuya una ropa sacada de mi armario? - puse cierta intensidad en la palabra "mi".

- No, pero es la de mi mejor amiga, que por tu culpa ha tenido que llevar todo el día una ropa, ug, asquerosa.

Cuando el silencio se interpuso entre nosotras, cogí a toda velocidad el bañador y me metí en el baño.

Después de tantas quejas al otro lado de la puerta, me conseguí poner el bañador, y gracias a mi inteligencia y a la del arquitecto de este colegio, salí por debajo de las rendijas del cubículo de retrete.

- ¡A que no me pillas! - grité mientras corría hacia el profesor.

- ¡¿Chicas, que está ocurriendo aquí?!

- Es que dicen que no tengo cuerpo de nadadora, que si salía fuera con el bañador las dejaría en ridículo. - dije poniendo una excusa.

Lo se, a veces soy muy mala.

Pude ver como el profesor las miraba descofiadamente mientras que la suiza se disculpaba con la mirada.

- Las cinco que habéis estado persiguiendo a la pobre Phoebe, os quedais sin hacer natación. A cambiaros.

Me reí por dentro. Cuando se fueron, una cálida mano rozó mi hombro.

- ¿Que travesura has hecho ahora mi pequeña Phoebe? - dijo Harry susurrando.

Guerra De IdiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora