Guerra De Idiotas

7. Salvada por un idiota.

- ¿Quereis saber que hago aqui? Ver como mi broma da resultado, pero no me esperaba esto.

Me levanté, y me coloqué correctamente la camiseta. Cuando me conformé, le di un manotazo en la cara a Mason.

- ¡Pero tu eres imbécil! ¡Me has hecho hacer el ridículo por casi todo el barrio! ¡Te crees que puedes interrumpir en una casa de repente!...

- Tranquila máquina de broncas. - dijo Harry interrumpiendome.

- Creo que me iré a mi casa. Gracias Harry, por... por todo.

Estaba confusa, por todo lo que había ocurrido en estas 4 horas. Salí sin decir ni una palabra más. Cogí el autobús en la parada más cercana, y me subí a él. En menos de diez minutos, ya estaba andando hacia mi casa.

Después de doblar la esquina un par de veces, veía mi casa. Cuando iba acercándome, sentí como alguien me tocó el hombro fuertemente.

- Harry, si me has seguido hasta ahora, lo has hecho para nada, lo que ha pasado, ha sido un error.

Me giré hacia el que se suponía que era Harry, pero no lo era.

Un señor de más o menos mediana edad, me cogió de la cintura al girarme y me subió a su hombro como si fuese un saco de patatas, y yo como reacción, comencé a darle puñetazos con mis flojas manos y no pude hacer nada con mis piernas, ya que las estaba agarrando con sus fuertes músculos.

- ¡Socorro! ¡Me está secuestrando un psicópata!

Mis gritos se fueron convirtiendo en lloriqueos.

- ¡Soy muy joven para morir!

Se decía que los secuestradores, solían capturar a muchachitas como yo, las... violaban y luego las mataban. Y yo no quería ser víctima de ninguna de las dos cosas.

Cuando me quedé sin fuerzas, sentí que era mi fin. No volvería a ver a mi familia. Ni a Harry. No me creo que diga esto, pero ni al estúpido de Mason.

Entonces, el psicópata comenzó a decir unas cosas sin sentido alguno.

- ¿Quien anda ahí?

Eran altas horas de la noche, y mañana la gente trabajaba, así que no pudo haber nadie ahí.

Las sacudidas que me hacía el tipo, eran bruscas, parecía que intentaba buscar a alguien entre la oscuridad.

De un momento a otro, el secuestrador tropezó hacia adelante, haciendo que yo saliera por los aires. Alguien le había descubierto. Parece que no supo de mi momento volador ya que en lugar de salvarme alguien como en las pelis, recibí un fuerte golpe en la cabeza. Lo que hizo que toda mi visión se dificultara, hasta no ver nada.

Al abrir los ojos, me encontré en una cama, cuando la vista dejó de ser borrosa, tuve oportunidad de ver que era mi cuarto, el normal, el que llevaba utilizando ocho años.

Extrañada, me asomé por la ventana; era por la mañana, la pequeña brisa se colaba por las rendijas de la ventana, y los vecinos de todas las mañanas estaban jugando al fútbol, sin hacer el más mínimo ruido.

Me desperecé, creyendo que todo era un sueño, y esta contenta, bajé las escaleras para tomarme el delicioso chocolate caliente de la tía.

Lo que fue para mi sorpresa, fue encontrarme un par de policías hablando con mis tíos. Mi hermano no estaba, pero había recordado verlo jugando con los vecinos.

- Tía, ¿que ocurre? - pregunté.

- ¡Phoebe!

Mi tía vino rápidamente a darme un abrazo, parecía que no me había visto en años.