apitulo 11 La Tercera Base.
Hermione entro disimuladamente al baño de los prefectos. Eran las 5 de la mañana. No era su día de ronda. Y estaba profundamente trastornada. Había dejado a Malfoy durmiendo en la sala de los menesteres, era casi un milagro como había salido de allí sin despertarlo, la tenia aprisionada debajo de él. Hermione tembló de nuevo recordando todas las caricias de esa noche. Se sentía eufórica, extasiada pero sobre todo profundamente trastornada. Además de eso tenia el cuerpo ardiendo en calor. Era como que si todo el deseo reprimido que tenía adentro, estuviese brotando. Necesitaba un buen baño, en la piscina, para pensar y despejarse. En que extraña situación estaba metida. Sin duda, el gusanillo del arrepentimiento rumiaba adentro muy adentro de su corazón, se sentía mal mintiéndole a sus amigos, ese era el problema. El otro, era que algo dentro de ella, le advertía, que si seguía mas adelante no lo iba a poder dejar jamás. Y ella tenia miedo, porque no quería verse envuelta en una situación, donde dependiese de Draco Malfoy de manera emocional. No lo quería ni considerar. Confiaba en él, sabia que la trataría como una mujer y que seria discreto en relación a lo que les sucedía.
Pero………….cuando los sentimientos, cualesquiera que fuesen, nacieran y no se pudiese ocultar, no quería verse en la situación de enamorarse de él y que Malfoy la despreciase. Y el problema no era en ese caso que fuesen enemigos, sino que eso era algo que le pasaba a todo el mundo. Uno se enamoraba y el otro no. Lo más normal y lo mas doloroso era que ocurriese. Y Hermione, que le gustaba tener el control de todas las cosas que le sucedían, veía como este se escapaba de sus manos, cuando Draco Malfoy estaba cerca. No se iba a enamorar, por lo mas sagrado que no lo haría. Es mas ya todo el asunto, la estaba perturbando bastante, le gustaba demasiado él, le encantaba sentir su calor, era peligroso sentirse así con alguien, estaba perdiendo la cabeza literalmente. Así que lo dejaría, a pesar de todas sus palabras de esa noche, palabras que no eran de amor, mas bien de deseo irrefrenable, lo dejaría. No podía continuar, si lo hacia, su tonto corazón se iba a enamorar, Diablos, si ya sentía que estaba medio deslumbrada y no pisaba el suelo cuando caminaba. Enamorada seria una locura.
-Hermione, eres tú- dijo una voz femenina.
-Claro que es ella tonta- dijo otra voz.
-Ginny, Parvatti- contesto una sorprendida Hermione, viendo a las dos chicas metida en la piscina hasta el cuello - ¿Qué diablos hacen aquí a las 5 de la mañana?
-Lo mismo podríamos preguntarte- dijo Parvati- pero se me hace mejor ¿Dónde y con quien has dormido las ultimas dos semanas?
-No va a contestarte- dijo Ginny chapoteando en la gran piscina, llevaba un bañador, y bueno se sentía muy bien. Esa era las horas que aprovechaba para meditar, sobre todo sobre Harry y Dean. Se había encontrado allí con Parvati y luego llego a Hermione.
-Mejor me voy- dijo Hermione retrocediendo.
-Porque no te quedas, así podemos charlar- dijo Parvati.
-No tengo bañador- dijo Hermione.
-Métete en ropa interior, tonta- dijo Parvati.
-Tampoco llevo- contesto una ruborizada Hermione.
-Uffff, estas peor que nosotras dos, pues métete en camisón, el agua esta tibia- dijo Ginny.
Hermione se quito su abrigo, se recogió el cabello, exponiendo su cuello y se metió en la piscina.
-Y ese morado de tu cuello- le pregunto Parvati- parece que tu amante secreto es muy fogoso- también había reparado en los moretones que Hermione tenia en los hombros y en el nacimiento de sus senos. El camisón que llevaba, también era muy revelador, no dejaba nada a la imaginación. Y la cabecita de Parvati estaba sacando las conclusiones correctas, esos no eran golpes, eran chupones.