Capitulo 13 Entrega Absoluta.
"Te quiero para hacerte el amor..."
Dos figuras estaban inmóviles, enfrentadas, en medio de una glorieta en los jardines de Hogwarts. La lluvia caía tenazmente sobre ellos, pero a ninguno les importaba. El ambiente estaba helado, la tormenta rugía en sus cabezas, sus cuerpos empapados temblaban, mas de furia y de impotencia que por frió.
Algunas veces en la vida, se presentan encrucijadas, momentos en donde una sola palabra o una decisión cambia totalmente el rumbo de tu existencia. Muchas veces recordamos y nos arrepentimos por no haber cambiando nuestro destino, con un solo gesto. Las razones varían: miedo, egoísmo, cobardía, resignación. Algunos se torturan con eso toda la vida, otros simplemente lo encierran bajo siete llaves en su corazón, otros simplemente lo asumen como lo que pudo ser y no fue y siguen adelante, como puedan. Cuando tu lógica y tu corazón están enfrentados, cuando sabes que estas haciendo algo prohibido, entonces se desata uno de los conflictos existenciales mas perturbadores en un ser humano. Porque alguien malo puede ser intrínsecamente bueno o viseversa. Porque puedes ser que estes equivocado en todo, pero aun así ser capaz de amar con verdadera sinceridad. Porque amar significa aceptar todo del otro, sin arrepentimientos.
Hemione permanecía de pie, rígida, en schok, su cabello se pegaba a su cara, sus ropas empapadas se pegaban a su cuerpo, sus ojos estaban rojos de tanto llorar. Y su mirada no se desconectaba de la de Draco Malfoy. ¿Lo que acababa de escuchar, era realmente lo que acababa de oir, o simplemente su corazón la estaba traicionando de nuevo?. Como confiar, como no sentir miedo por ella y por él. Porque estaba segura que Draco Malfoy la deseaba, pero no se podía imaginar que también la quisiera, a lo mejor tanto como ella.
Después de decir lo que dijo, Draco se calmo, la furia disminuyo de intensidad y solo quedo el desasosiego y la expectación. No había sido fácil para él, nunca le había dicho a nadie que la quería y jamás se había sentido tan vulnerable ante una persona. Draco tenía el cabello sobre los ojos, sus manos metidas en los bolsillos, su varita estaba en el suelo, al lado de la de ella, en algún momento, durante su pelea verbal, la había tirado en un gesto de impotencia. No se lo quería admitir, pero todo estaba en manos de ella, porque él había aceptado hacia tiempo, seguir adelante, como fuese y hasta donde fuera posible. No habían tonos grises, él la quería, junto a él, escondidos, clandestinos, porque no tenia otra salida. Lo otro era vivir sin ella, lo podía hacer, pero la intensidad de sus sentimientos era tal, que tenia que darle una oportunidad, alguna, para no arrepentirse todo su vida de no haber vivido su relación con ella.
Ella no sufrirá daño, el velaría por eso, aun a costa de su vida. No entendía, como ese mar de sentimientos que lo inundaba y lo ahogaba, se habían desatado de tal forma, en el peor momento y situación, todos dirigidos a una sola persona, porque no podía pensar en otra cosa que no fuese Hermione Granger.
Hermione dio la vuelta y se dispuso a salir de allí, camino unos pasos, y lo sintió detrás de ella abrazándola, con desespero, posesivo colocando sus manos en su vientre, inclinando su cabeza sobre el cuello de ella, acercando su boca a su oído. Mientras tanto la lluvia seguía cayendo. Ella sintió morirse cuando el aliento de Draco le abrazo el cuello.
-No te vayas- le dijo él con voz ronca- no lo hagas.
Hermione cerro lo ojos y coloco sus manos sobre las de él, enredo sus dedos con los suyos y lo sintió estremecerse a su espalda. Ella no quería decir lo que tenia que decir, pero él no la iba a dejar ir, y ella en el fondo, luchaba entre el querer y el deber ser.
-No voy a volver contigo, Malfoy- dijo Hermione calmada.
Después de escucharlo había tomado dos decisiones, que sabia que definirían el resto de su vida. Lamentablemente ella no podía hacerlos feliz a todos, ni a él, ni a Harry, ni a Ron ni a ella misma. Así que les daría a cada uno una parte y se tendrían que conformar con eso, porque ella no daba para más. Le era completamente imposible aceptar que él fuese un mortifago, no lo podia acompañar en esa travesía vital, era inconcebible para ella, un completo anatema. Pero había algo que su cuerpo le pedía a gritos satisfacer, para sentirse completa. Entregarse por amor era el objetivo de toda mujer y ella quería hacerlo, siempre lo quiso.