Los sueños se hacen realidad

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-Mi mamá... ¡Están en llamas!-le grito a Clara.
Salgo corriendo en busca del carro de la abuela.
-¡Espera!- escucho a Clara gritar desde lejos.
Pero no paro, corro lo más rápido que mis piernas cortas me lo permiten. Unas gotas de sudor se corren por mi frente y mi nariz. Las ramas de los árboles me rasguñan y mi piel arde pero no paro.
-¡Liza!- me grita Clara.
-¡Corre!- le grito.
A lo lejos distingo la carretera y mientras más me acerco veo el carro de mi abuela.
Al llegar, me recargo en este, mi corazón late muy rápido y mis orejas se sienten calientes.
Abro la puerta del carro y me subo. Clara aparece unos segundos más tarde empapada en sudor.
-¡Sube rápido!- le ordeno.
Ella hace caso y en cuanto cierra la puerta yo arranco el carro.
-Más despacio Liza- dice Clara poniéndose el cinturón de seguridad.
-¿Quieres callarte? ¡Es mi mamá! ¡Y Sam!
Volteo a verla un instante y en su mirada refleja tristeza.
Me quedo callada, decepcionada de mi misma y preocupada.

***

En menos de cinco minutos llego al vecindario de mi madre. Se escuchan sirenas de ambulancias y bomberas.
-No, no, no, no- digo comenzando a llorar-No puede ser verdad.
Muchas personas salieron de sus casas para ver lo que pasaba. Toque el claxon para que me dejaran pasar pero fue inútil.
-Bájate, yo estacionare el auto- me dice Clara.
No lo pienso dos veces y me bajo.
Salgo corriendo y me abro paso entre la gente.
Huele a humo y comienzo a ver fuego.
Las lágrimas comenzaron a inundar mis ojos mientras más me acercaba. Por fin logre quedar hasta enfrente. Era mi casa.
Una cinta amarilla rodeaba todo el jardín, policías, paramédicos y bomberos llenaban el patio. Los bomberos salían y entraban tratando de encontrar personas.
Pase la cinta y no hice caso de los gritos de los policías, comenzar a correr hasta mi casa. Me detuve en lo que antes era la puerta... ¿Era buena idea? No me importa.
Entré. Ya no quedaba nada en la cocina ni de la sala, el fuego no me dejaba pasar. Busque por donde pasar y encontré un lugar, por lo que antes era la sala. Corrí hasta el pasillo, mire a un bombero pasar a mi lado pero el no a mi. Comencé a toser mucho, mis ojos comenzaban a arder.
-Cálmate Elizabeth- me dije a mi misma- Busca a mamá.
Trate de hacerlo pero nada, no llego ni una sola imagen, ni una pista.
Después Sam vino a mi mente, y luego mi cuarto.
Mire las escaleras y subí. Estuve a punto de caer ya que se había hecho un hueco en ellas. Mire hacia el otro lado y sin pensarlo brinque. Caí boca abajo provocando que me sofocara. Trate de levantarme pero un dolor se extendió desde mi pierna hasta mi espalda. No hice caso al dolor y me pare como pude.
-¡Mamá!- grite- ¡Sam!

Sam's POV:

Sentía que ya no podía más, hace unos minutos me encontraba bien pero ahora no. 
Mi pierna arde por culpa de una quemadura. Me encuentro en la esquina del cuarto de Liza junto a la ventana, esta no se puede abrir y yo no me puedo parar por culpa de mi pierna.
-¡Mamá!- escucho a lo lejos.
-¿Liza?- me pregunto a mi mismo.
-¡Sam!- grita ella con ganas.
Me muevo un poco para tratar de acercarme a la puerta pero no puedo, duele mucho y el fuego comienza llenar la habitación.
-¡Elizabeth!- grito desesperado.
-¡Sam! ¡Ya voy!- me dice.
-¡Liza!- le sigo gritando.
Se escuchan pasos cerca.
-Señorita tiene que salir- dice la voz de un hombre.
-Es que no lo entiende, ¡Sam!- grita ella- Hay alguien ahí.
-Ya revisamos toda la casa.
Se escucha un fuerte golpe.
-¡Tenemos que salir!- grita quien debe ser un bombero.
-¡Sam esta ahí!- grita Liza llorando- ¡Contesta Sam!
Pero me quedo callado, por el bien de ella, porque se que es mejor si yo me voy de una vez y la dejo con su familia, me quedo callado porque sólo la lastimare, porque la amo.
-El esta ahí- dice mi Bambi llorando.
Y se van, dejándome sólo, entre las llamas.

Elizabeth's POV:

Cuando salgo de la casa, lo primero que veo es a Clara. Salgo corriendo hacia ella y la abrazo.
Comienzo a llorar sin control.
-El estaba ahí pero ella no.
Es lo único que puedo decir.

Después de unos minutos, busque a Sam... No salía nada... Salvó el, llorando y desangrando, gritando mi nombre.
Un grito inhumano resonó por todo el vecindario.
No sabía de dónde provenía.

Mis ojos ardían y mi garganta igual.
Estaba llorando, nerviosa. Y gritando, el grito era mío.

Los bomberos y paramédicos sacaron un cuerpo. Al parecer, sin vida.
Trate de correr hacia el cuerpo pero unas manos me rodearon la cintura y me detuvieron. Voltee y era Jake.
-¡Sueltame!- le grite.
-Liza, no- me dijo con cara de preocupación- Espera.
-¡Déjenla!- grito uno de los paramédicos- que vea el cuerpo.
Jake me soltó y yo corrí.

Al llegar, y ver el cuerpo, caí de rodillas, y volví a gritar. Esto no podía ser cierto, el cuerpo tenía quemaduras graves, aún se le podía reconocer la cara. Y yo, desgraciadamente, sabía quién era.
No lo podía creer. Me lo habían quitado todo. Al estar ahí, junto al cuerpo, recordé todos los momentos que pase con esa persona, los buenos, los malos... todos, lo que me había enseñado a lo largo de la vida. Lo había dado todo por mí. Pero yo nunca lo aprecie. Comencé a llorar desconsoladamente, las lágrimas no paraban de salir, mi pecho subía y bajaba con rapidez.
Mi madre siempre decía que me debía mantenerme fuerte, pero en ese momento no podía.
Me quede ahí, inmóvil, sin saber que hacer. Sólo llorando y recordando... Anhelaba retroceder el tiempo.

-¿Reconoce a esta persona?- me pregunto uno de los paramédicos.
Pensé un momento, por supuesto que sabía quién era, pero, no podía aceptar que todo esto estuviera pasando. No quería aceptarlo.
-Si- conteste.
Mire hacia enfrente, todo comenzaba a ponerse borroso, sentía como si estuviera a punto de desmayarme.
-¿Cuál es su nombre?- preguntó el paramédico.
No quería decir eso. No quería decir su nombre.
-Señorita, ¿Cuál es su nombre?
Desearía que todo esto sólo fuera un sueño.
Abrí la boca para hablar.
-Es...- dije con un hilo de voz y después tosí- Es...
No quedaba duda, las pesadillas también eran sueños y los sueños se hacían realidad.

Alguien tiene que irseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora