Sam

26 5 2
                                    

-Oye, exijo una explicación- dice alguien detrás de mi.
Volteo y es Reagan.
Si no fuera mi única amiga, la hubiera golpeado.
-No, ¡Yo te exijo una! ¿Qué mierda Reagan?- odio pelear con ella pero esto fue demasiado- Yo no perdí mi puta virginidad.
-"Puta" y "virginidad" no quedan bien en una oración juntas, cariño- me contesta sonriendo, tratando que reía pero no lo hago y eso borra su sonrisa- En fin, yo no te dije que lo abrieras en clase frente a la profe "Trasero  de elefante", ni siquiera se por que le dicen así, por Dios, hasta la conserje tiene más nalgas que ella.
Esta vez si río, la verdad es que no me puedo enojar con ella.
Reviso mi celular, faltan veinte minutos para que acabe el receso. Tengo que buscar a Sam, luego me iré.
-Oye, comienzo a sentirme mal, tengo que irme- le digo fingiendo un mareo.
-Te crecerá la nariz como a Pinocho.
Le sonrío y me retiro.
Busco a Sam por todos lados, por la cafetería, la biblioteca, el jardín de enfrente... Después de un rato voy hacia el de atrás.
Paso por las bancas en las que se sientan las porristas, los nerds, los del club de arte, después paso por la de los deportistas, Jake esta ahí, en cuanto me ve, jala del brazo a una porrista, se la sienta en las piernas y comienza a besarla. Por alguna razón me dan ganas de reír.
Comienzo a pensar en donde rayos pudiera estar Sam, después se me viene a la mente el día en que le hablé, cuando lo bese por primera vez y todas las veces después, y la pregunta vuelve a mi, ¿Sam es mi novio?
-Oye- alguien toca mi hombro y me volteo bruscamente.
Es Sam.
Abro los ojos como plato. Tiene un morado al rededor del ojo y los labios hinchados.
-¿Pero que te paso?- le pregunto.
El agacha la mirada.
-Tu... Loco ex novio.
Jake no puede ser más idiota.
-Hace rato lo mire, no tiene ningún golpe, creí que sabías pelear- me voltea a ver- ya sabes, por tu físico...
El sonríe. Mierda, tengo que aprender a cerrar la boca.
-Oh, si lo golpee, le rompí la pierna creo, ¿Por que crees que estaba sentado?
Sólo pienso en una cosa.
-Yo... Nunca te dije que estaba sentado.
Sam habré un poco la boca.
-Me tengo que ir- dice.
Se voltea y comienza a caminar.
-¡Espera!- le grito.
El voltea de nuevo y se para, yo camino hacia el.
-¿Como lo sabes?
-Bueno, es que Jake...
-No,- lo interrumpo- no lo de Jake, ¿Como sabes que yo...- bajo más la voz- hice eso en clase?
El sonríe.
-Porque es tu don.
Dicho esto, el se aleja.

***
-Tal vez, no debería ir mañana- le digo a la abuela.
-¡No!- grita esta- ni se te ocurra, eso levantaría sospechas, tendremos que empezar más pronto de lo que creí- me dice.
Decidí contarle todo, y ahora me tiene sentada en un sillón individual frente a la chimenea y ella caminado como loca de aquí para allá.
-Tienes que aprender a controlar tus poderes Elizabeth- me dice- Telequinesia.
Así que ese es mi "don" como lo llamo Sam.
-¿Es mi don?
Ella voltea y abre los ojos.
-¿Quien te dijo que era un don?- lo dice con preocupación, me soy cuenta que su labio inferior tiembla.
Se acerca a mi al ver que tardo en responder.
-Elizabeth, ¿Quien te lo dijo?- me pregunta.
¿Será tan malo? ¿Por llamar así a algo? ¿Será una ofensa o algo así? O ¿Significará algo peligroso?
Ella habré la boca para decir algo pero la interrumpo:
-Sam, un chico que conocí en la escuela.
Ella se aleja.
-¿Cuál es su apellido?- me pregunta
Y me doy cuenta que no lo se.
-No... No lo se.
-¿Como es el?- me pregunta.
-Es algo Moreno, cabello castaño y ondulado, ojos verde... Verde miel...
Ella suelta un gemido.
Y supongo que por una acción las puertas de la casa se cierran al mismo tiempo y la leña que aguarda en la chimenea se enciende.
-Escúchame bien Elizabeth,- me dice con voz temblorosa- no quiero que te acerques a el nunca más, ¿Entendiste? No le vuelvas a hablar nunca.
Ella da la vuelta y camina.
No, Sam no, de el no me alejarán. Me levanto de golpe.
-¡No!- grito y ahora todas las puertas se abren.
¿Fue obra mía? Pienso.
-No abuela, yo... Lo quiero, no me separare de el- le digo y me comienza a temblar la voz.
-¡No Elizabeth! Enamorarte de el puede ser muy peligroso, tu madre sacrifico todo para que tu le pagues así, debimos habernos ido en cuanto te pasó los poderes, en cuanto...
Se detiene ahí y se pierde en sus pensamientos.
-¿En cuanto que abuela?- pregunto.
Ella vuelve a la realidad.
-Nada- respira hondo y se calma un poco- mi niña, te amamos, no queremos que te pase nada malo, queremos lo mejor para ti y sabemos que es- su cara se endurece- y ese muchacho no lo es.
Se acerca a mi y dice con voz firme:
-Elizabeth, Aléjate de ese muchacho, es muy peligroso.

Alguien tiene que irseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora