Autos y amenazas

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Alguien toca el timbre de la casa.
-Yo voy- dice la abuela.
La sigo con la mirada.
Abre la puerta, pero no hay nadie, luego voltea hacia abajo y se agacha para recoger algo.
Se voltea y dice:
-Es para ti.
Frunzo el ceño.
Mi abuela me lo da.
Es una caja envuelta en periódico con un moño verde de decoración. Hay una tarjeta y dice:
Para Lizy

Sonrío. Un regalo.
Rompo la envoltura y abro la caja.
Mi sonrisa desaparece.
Dentro de la caja hay una soga, una foto de Michael y un sobre.
Lo abro.

8 días faltan, a las 12 de la noche, en el minuto 12, cuando tu estés en la calle 12, en la casa 12, matare a las 12 personas más importantes en tu vida, a menos que hagas un sacrificio con la soga dentro de la caja.

Creo me quedo en shock o sino todo lo contrario porque mi abuela me arrebata la hoja de la mano.
Ahoga un grito, lo que hace que reaccione.
Sacó la foto de Michael de la caja y noto que estoy temblando. La foto fue tomada en la mañana, Michael esta subiendo unas cajas con mis cosas a su carro.
Volteo la foto y hay un mensaje escrito.

¿Tu hermano mañana llegara sano y salvo a la escuela?

Abro la boca y grito, después comienzo a llorar. Michael no, el no.
Mi abuela se sobresalta y me quita la foto. Cuando lee el mensaje se tapa la boca y comienza a llorar.
-No puede ser- dice en un susurro.
Me paro del sillón y tomo la cuerda.
-¡Necesito hacer el sacrificio!- grito.
La abuela agarra el sobre y saca otro papel y lo lee.
-Liza no puedes- me dice.
-¿Por que no?- digo llorando.
-Si te equívocas no servirá de nada- me dice volteando el papel.
Lo que acaba de decir, es exactamente lo que esta escrito.
Mil pensamientos llegan a mi cabeza, escucho un pitido, todo se vuelve te un tono amarilloso, nada es claro, y después, nada.

***
Al abrir los ojos miro un techo blanco, pero no de hospital, sino de mi cuarto.
Volteo hacia todos lados y no hay nadie.
Miro hacia la ventana, el sol está brillando como nunca, no se escucha ningún ruido. Me llega un olor desde el piso de abajo, huele a café y pan tostado. Así es como huele la casa de l abuela en las... En las mañanas.
Me levanto de golpe, lo que hace que me maree un poco.
-¡Cuidando linda!- grita la abuela.
La volteo a ver, lleva una charola en las manos, me trae el desayuno.
-Abuela tengo que ir a buscar a Michael.
Ella me mira por un momento sin ninguna expresión.
-Ya hable con tu mamá, todo esta bien, en la tarde iremos a su casa, tienes que desayunar- me dice.
Me acuesto de nuevo en la cama y ella me entrega la bandeja.
Reviso mi reloj, son las 7:38
Hoy entro a las 8:15 a clases, es la hora a la que entro más tarde, pero aún así con todos estos minutos no llegare a tiempo.
-Llegare tarde a clases- le digo a la abuela.
-No lo harás- me contesta.
Frunzo el ceño.
-¿A no?
-No- contesta y luego sonríe- te prestare mi auto.
Abro la boca, sorprendida.
No se nada de autos, por lo tanto no se nada del auto de la abuela, sólo se que es clásico, rojo y maravillosamente perfecto.
-Es mas, irás y vendrás en el, todas las veces que quieras- me dice.
La abuela no me dejaría usar su auto porque si, algo esta pasando...
Cuando ella sale de mi habitación, comiendo a desayunar y después tomo una ducha. Elijo mi ropa: medias negras, botas blancas, falda negra, y una camisa blanca. Tomo mi mochila que es negra y con algunos lunes de frases o logos de bandas en ella. Agarro un sombrero negro y salgo.
Ni siquiera me he maquillado ni peinado, sólo quiero salir a buscar a Michael. No me trago la idea de que este completamente bien. Voy al comedor y están unas llaves arriba de la mesa con una nota:
Fui con los vecinos, cuídate, besos.
La abuela escribe precioso, otra cosa buena que no saque de ella.
Tomo las llaves y me dirijo a la puerta que da al garaje.
Ahí esta. El hermoso carro rojo de la abuela. Michael se morirá de envidia... Ese es un muy mal pensamiento en estos momentos... Por Dios, este maldito auto me volverá loca.
Me subo a el, lo enciendo, escucho el ruido del motor y me emociono. Con el control abro la puerta del garaje y salgo.
Reviso la hora en mi celular, faltan diez minutos, si alcanzare a llegar.

Cuando llego, todos me miran... Mejor dicho todos miran el auto de la abuela.
Busco a Michael entre la multitud, el sería el primero en estar aquí frente a mi.
-¡Elizabeth!- grita alguien.
Mi corazón late con rapidez y yo camino esperanzada a que sea Michael quien grito mi nombre.
-¡Liza!- grita alguien más.
-¡Bambi!
Gracias a este último se quien fue la primera y última persona que gritó.
Veo a Sam correr entre la multitud y tras el, Reagan.
Vienen hacia mi.
Cuando están frente a mi les pregunto:
-¿Que pasa?
Reagan tiene los ojos rojos y en su cara se nota la tristeza y preocupación.
Sam también parece preocupado.
Yo no puedo pensar en otra cosa más que en la fotografía y las amenazas.
-Díganme que es lo que pasa- les digo con la voz entrecortada-¡Que me digan!- grito al no recibir ninguna respuesta.
Sam agacha la cabeza, después pone ambas manos en su cara y las quita al instante, Reagan empieza llorar en silencio.
-Dile...- comienza a decir Reagan pero se le corta la voz- dile de una vez Sam.
Volteo a ver a Sam, en cuanto hacemos contacto visual el agacha la cabeza. Después de unos segundo vuelve a levantarla.
-Es Michael- dice por fin.

Hola!
Quiero agradecerles por todo, ya son más de 100 votos
Enserio, muchísimas gracias
Los quiero
Besos.

Alguien tiene que irseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora