Sin ti

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Dos personas resultaron heridas, una falleció.
Los bomberos en este momento están rescatando todo lo que pueden y buscan la causa del incendio.
Veo las paredes blancas del hospital, he venido muchas veces aquí desde que Sam apareció en mi vida.
Era horrible encontrarme aquí, al menos en la sala era sólo yo, pero en los pasillos puedes ver lo vulnerable que son los demás, puedes ver tristeza y desesperación, oler las lágrimas...
De pequeña tenía miedo a los hospitales, a las operaciones y todo eso, me juré nunca trabajar en uno, cuidarme lo más que se pudiera para no pisar uno en toda mi vida. Era obvio que no sería así.
Di el último trago a mi café ya frío.
La abuela había venido hace un par de horas, pero se fue rápido, me encontraba sola con Clara, esperando. Todo pasa por algo, si Clara no hubiera llegado a mi vida, yo me encontraría sola enfrentando este dolor.
Sentía que mi abuela me ocultaba algo, podía jurar que lo hacia, pero en este momento no quería saber que era, temía de que fuera algo malo.
-Todo estará bien- me dijo Clara.
Tomó mi mano y la apretó.
Me quede callada un momento, pensando en todo, analizando las cosas. Cuando era pequeña sentía que la vida conspiraba en contra mía, siempre trataba de ser buena, creía que si lo era mi vida lo sería, pero yo no era buena, era tonta. No me permitía hacer muchas cosas por miedo, pedía siempre permiso antes de hacer cualquier cosa, trataba de parecerme a los demás para encajar. Si, en definitiva, era una tonta.
Las lágrimas comenzaron a caer poco a poco.
-A veces creo que ya no hay nada por que luchar- comencé a hablar y Clara me miró- me siento tan confundida, la gente puede jugar con mi mente y arrancar o distorsionar mis recuerdos, siempre creí que mi vida era muy mala, que nada podía ser peor- me detuve un momento y voltee a ver a Clara- no me di cuenta de lo que ya tenía.
Clara abrió la boca para decir algo pero la cerró al instante.
-No tienes que decir nada- le dije.
Me miró a los ojos.
-La vida tiene formas extrañas de poner todo en su lugar.
La mire por un par de segundos y luego baje la mirada hacia el piso.

***

El entierro sería esta tarde, sólo unas cuantas personas vendrían.
Me encontraba en el parque vestida de negro, llevaba un vestido corto, unas medias y botas. Observaba a los niños jugar, sus sonrisas llenas de esperanza me llenaban de melancolía. Debo admitir que no había perdido la esperanza, esperaba que alguien pudiera revivir a las personas, pero no creo que ese hubiera sido su deseo, quería descansar, me lo dijo en varias ocasiones,  y yo no podía hacer nada para evitarlo.

-Ya tenemos que irnos Liza- dijo mi abuela detrás de mi.
Voltee a verla y asentí.

Caminamos un poco hasta el carro, me subí del lado del copiloto y en cuanto mi abuela prendió el carro, yo apague la radio.
-Tienes que ser fuerte- me dijo ella.
Comencé a mirar las casas y negocios... Algún día me iría de este lugar.
Siempre anhelé la idea de escaparme en medio de la noche, me imaginaba la cara de mis compañeros al no saber que había sido de mi, me preguntaba si los maestros se preocuparían, si los demás notarían mi ausencia, si la señora de la librería y el muchacho de la tienda de discos se preguntarían por mi, me imaginaba que viajaba a todas partes del mundo y hacia mi vida, completamente sólo y feliz, pero me preocupaba por Reagan y mi familia...
Reagan, ¿Dónde estarás?
-Abuela, ¿Sabes algo de Reagan?- le pregunte.
Esta tomo el volante con un poco de fuerza y tragó saliva al escuchar mis palabras.
-No, nadie sabe nada.
Cerré los ojos con fuerza y pasó lo imposible, los pedazos ya rotos de mi corazón, se habían roto más.

***

Al llegar al cementerio, todos me abrazaban, me preguntaban como estaba y yo me limitaba a decir "bien".
A lo lejos miraba el ataúd, algún día yo estaría ahí dentro.
Alguien puso su mano en mi hombro, volteé, era Clara.
-Deberías acercarte- me dijo.
-Estoy bien así- conteste- no quiero tener esa imagen en mi mente.
Ella me miró.
-Entonces, ¿No te despedirás?
Me quede callada un largo rato.
Cuando mi abuelo murió, no lo quise ver dentro del ataúd y no me había permitido pensar en eso porque tenía miedo a que después me arrepintiera, en efecto, me arrepiento.
Comencé a dar pequeños y lentos pasos, quería llegar pero a la vez no. No quería aceptar aún que fuera real.

Solo bastó ver sus ojos cerrados, para comenzar a llorar.
Me tape la boca para tratar de que los sollozos no sonaran tan fuertes, mis piernas comenzaron a temblar y me recargue en el ataúd.
-Liza- dijo mi abuela detrás de mi- ¿Quieres decir algo?
Tarde algunos minutos en reaccionar, pero al final asentí.
Voltee hacia los demás y me pare derecha.
-Hace un mes tan sólo, mi vida parecía completamente ordinaria- respire hondo y agache la mirada- creí que mi vida era mala, pero paso algo, una noticia cambió todo, antes me sentía mal, creí que mi vida era la peor de todas- alcé de nuevo la mirada- no me di cuenta de lo que ya tenía.
>> No pude despedirme de ti, no hablamos sobre lo que pasaba en nuestras vidas y te fuiste con una idea equivocada de mi, creí que te había perdido aquel día, pero no fue así, aún estabas para mi... Y ahora- digo volteando hacia el ataúd- te he perdido para siempre.
Mis lágrimas caen, tomo un pañuelo y limpio mi nariz.
-Pero- continuo- debo agradecerte por todos esos momentos, por todas las cosas que hiciste por mi, sin ti, yo no tendría todo lo que tengo, sin ti, yo no estuviera aquí, mamá.

Hola, tarde mucho en subir, fueron semanas con muchas tareas y exámenes.
No se sí recuerden que había subido un adelanto de mi novela Pensamientos mortales, esa la seguiré al terminar esta.
Pero, Sin límites, mi nueva novela, subiré un capítulo por semana y de esta, quiero subir dos ya que son más cortos.
Voten, comenten y compartan.
Besos.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2016 ⏰

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Alguien tiene que irseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora