|| MI ANGEL GUARDIAN ||

Capitulo 20

<< ¡Arriba Niel! >>

Desperté, el lugar donde estaba era horrido, gritos y suplicas se azotaban mis oídos con fuerza, no podía con esas cosas, tenía la visión nublada no sabía dónde estaba.

<<Abel...>>

Mi cuerpo tembló, casi temerosa decidí arrastrarme, no sentía mis piernas tampoco lograba moverme demasiado, sentí mis manos húmedas de pronto, baje la mirada a ellas y por lo poco que pude distinguir estaban manchadas de sangre, mi torso, mis muslos también estaban cubiertas de sangre, mi cuerpo se aceleró, a mi lado estaban aquellos demonios que me llevaban a la fuerza, muertos en un baño de su propia sangre, ladee la mirada encontrándome con aquel ser llamado Balan, no lo resistí y como pude me levanté del suelo con las pocas energías que me quedaban echándome rápidamente a correr.

Necesitaba ayuda, buscaba por todos lados, pero solo me topaba con grandes rocas llenas de cadáveres, no podía creer lo que veía y escuchaba, lamentos horridos y penetrantes.

<<Inframundo...>>

Esa simple palabra le daba sentido a todo lo que me rodeaba, me abracé a mí misma manchando de sangre el resto de aquel uniforme que traía puesto.

No sabía cuánto había avanzado desde que me aleje de aquel lugar, simplemente necesitaba ocultarme, donde fuera.

<<Kris...>>

Mis lágrimas salieron a flor de piel, estaba asustada, no sabía qué hacer, me recosté con los ojos cerrados sobre un panel de piedra; por mi mente solo pasaban las peores cosas.

Abel, Kris... Lay, no sabía de ellos, eso me angustiaba aún más.

<<Es mi culpa...>>

Intente mover mi cuerpo hacia el costado, una suave brisa soplaba sobre mi cuerpo, al abrir los ojos frente a mi estaba aquel demonio al que tanto temía.

—Balan...

Murmuré para mí misma, me miraba de pies a cabeza con el rostro hecho furia, dio unos pasos hacia mí, estaba herido a los costados de su cuerpo, negué rápidamente e intenté correr pero me atrapo por la espalda apretando mi cuello entre sus manos.

— ¿Crees que escaparas de mi Niel?

Dijo en mi oído, su voz estaba densa casi agotada.

—Estas en mi reino, no creo que eso sea posible.

Sus manos se apoyaron sobre mi boca, sollozaba del miedo, era repugnante estar cerca de él, era horrible estar atrapada entre sus brazos de esa forma.

—Ah dormir...

Volvió a susurrar sobre mis oídos haciendo que mi visión volviera a hacer borrosa.

<<Te necesito...>>

Desperté atada aún poste muy extraño, tenía mis manos y pies sujetos a esa percha muy fuertemente, me dolía.

Largas gotas de sudor pasaban por mi cuello y espalda, tenía el cabello pegado al rostro y lograba sentir mis labios resecos.

Estaba rodeaba de oscuridad, a mi alrededor habían arboles de plata y oro decorando el lugar de manera inexplicable, sin embargo no lograba ver más allá de donde estaba, el lugar era inmenso y bastante frio.

Por inercia miré hacia mis costados, ahogue un gemido.

—Abel...

Susurre su nombre, sabía que no me escucharía, pero estaba feliz de que estuviera vivo.