Capitulo 8

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Y sonreírnos se volvió costumbre, no un regalo


Ya era diciembre. Las peleas en la casa eran menos silenciosas; la rutina era algo positivo en nuestras vidas y ya no importaba si el otro estaba bien o mal.

No hablo de nuestros padres, hablo de Rin y de mí.

Ya era costumbre que Gumo pasará tiempo con ella. Que fueran a la plaza y comieran juntos, que pasaran un poco más de tiempo en la escuela después de la hora de salida y que llegará en la tarde con nuevas cosas que contar. Había mejorado mucho en cuanto a amigos, pues se reducían a dos, tal vez tres, y en cuanto a su viejo pasatiempo con el violín, parecía que había vuelto su yo de 14 años; ya no me decía lo que había hecho, incluso apenas nos hablábamos, y aunque eso no me disgustaba del todo, pensar que mi hermana salía con alguien que yo no conocía completamente para saber si quería algo más con ella en el sentido de "novios" me ponía nervioso.

¿Qué tal si le hacia daño? ¿qué pasaría si terminaba Rin mal de nuevo?

Aunque Miku estaba ahí diciéndome que eran celos de hermanos, y que seguramente tenia ese temor por lo que había pasado con Kaito en el pasado, tal vez era pura superstición mía, pero eso no me bastaba.

Investigué — junto con Miku — al chico de cabello verde para conocer sus verdaderos intereses con mi hermana, y descubrí que esta baboso por ella, aunque lo disimulaba bien.

Gumo Megpoid era un chico de nuestro mismo grado y que aspiraba a ser un violinista reconocido, así que eso era todo lo importante. Según Miku, tenía una hermana en universidad, y que era de una familia algo reconocida, pero nada más. No era un chico que causará problemas, ni que estuviera involucrado con personas como Leon y su séquito, lo cual, hizo que mi preocupación casi desapareciera, aunque algo era cierto, y que lo Miku recalcaba mientras transcurría nuestra investigación, eran sólo celos de hermano protector.

Y quiero pensar que era por eso.

En ese transcurso de tiempo, unas semanas apenas, había dejado de estar con Rin. No era reproche, sino que realmente no estaba ella para mí, ni yo para ella. Ya no iba a buscarla al final de cada practica de natación; regresábamos a casa en diferentes horarios y nuestros pasatiempos no concordaban; los dos desayunábamos en silencio y cenábamos igual, amenos que se nos ofreciera algo como: "podrías pasarme la mermelada"; pero en una cosa sí intercambiábamos palabras.

Sus reclamos.

Extrañamente, desde que la temporada de competencias comenzó y la mayor parte del día estaba en la alberca de la escuela, ella se molestaba con todo, incluso un día llegó a empujar a Miku cuando caminaba con ella, y aunque a mi amiga eso no le pareció de mal gusto, a mi sí.

Y así mas problemas comenzaban entre nosotros, y podía deberse por Miku, por no comer juntos, por dormir más tiempo que el otro, o cosas similares. En lo personal, a mi podría hacerme las maldades que ella quisiera, pero no a mis amigos, en este caso, a mi animadora enfadosa.

Rin es de las personas que les encanta ser el centro de atención. Cada tarde, cuando tenía intención de hablarme de lo que había hecho buscaba cualquier excusa para no escucharla por una u otra razón referente a sus pleitos tontos.

¡Siempre es lo mismo! — siento su mirada en mí mientras arreglo lo último de una maqueta — ¡Nunca puedo hablar contigo sin que me digas tus justificaciones tontas!

Entonces no lo hagas — la miro y continuo con la maqueta — si te molesta tanto no me hables y ya.

Wow — se cruza de brazos y me mira molesta — es la primera vez que escucho tu voz desde hace tres semanas.

Juguemos un poco (RiLen) *RESUBIENDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora