20.Sorpresa

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Es increíble pensar que hace unos pocos días estaba preparándome para una cita con James y en el día de hoy, solo faltan unas doce horas para tener una cita con Adrien, mi esposo. Jamás creí que algo así podría sucederme, pero creo que estoy haciendo lo correcto. No puedo derribar mis muros tan fácilmente. Tengo que hacerlo sufrir solo un poco más. Solo un poco y entonces si volveré a ser suya por completo.

Salgo del baño, luego de cepillarme los dientes, y corro en dirección a mi teléfono móvil que suena descontroladamente encima de la cama completamente desordenada. Sacudo las sábanas de un lado al otro hasta que lo encuentro. Es Adrien, tiene que ser Adrien. Muero porque sea él.

Miro la pantalla y todas mis esperanzas se apagan cuando veo el nombre 'Damien'. Debo admitir que estoy completamente decepcionada. Adrien se marchó de aquí hace apenas una hora, luego de dormir toda la noche abrazados, pero quería que llamara para decirme algo, lo que sea.

—Hola. —Digo con voz cortante. No quiero hablar con él.

— ¿Llamo en un mal momento? —Pregunta sonriendo al otro lado.

— ¿Cómo sabes que es un mal momento? —Protesto.

—Te oyes como si hubieses desayunado ratas.

Pongo los ojos en blanco y comienzo a moverme por la habitación sosteniendo la toalla a mí alrededor.

—Lo lamento. —Me disculpo. —No eres tú, solo que... ¡No sé qué decirte, estoy embarazada, no tengo excusa! —Le digo intentando sonreír, pero fracaso como la mejor.

— ¿Estás muy ocupada?

— ¿Por qué?

—Creo que metí la pata e hice algo que no creo que te agrade demasiado.

Mis ojos se abren de pronto y me detengo en seco. Damien cometiendo estupideces es realmente usual, pero Damien cometiendo estupideces con respecto a mí, eso sí que da mucho miedo.

— ¿Qué has hecho?

Hay un largo silencio en la línea, sé que está buscando la manera de decírmelo, pero no sabe cómo. Ahora de verdad comienzo a preocuparme.

—Bueno... estábamos en la hora del almuerzo con algunos compañeros de trabajo y uno de ellos comenzó a hablar sobre el cumpleaños de su novia y no sé qué...

— ¿Y qué hay con eso? —Pregunto rápidamente.

—Se me escapó que tú hacías pasteles deliciosos y él me pidió que te preguntara si harías algo así para él y...

— ¿Por qué demonios hiciste eso? —Pregunto exasperada. — ¿No puede comprar un bendito pastel en una bendita pastelería?

Damien suelta un suspiro al otro lado y puedo imaginármelo moviendo sus brazos de un lado al otro de manera desesperada.

—Gea, lo lamento, solo lo hice porque pensé que sería bueno. No fue apropósito.

—Bien, comprendo. Pero dile que no puedo hacerlo.

—Ese es el problema. —Murmura lentamente.

— ¿Qué has hecho? —Chillo.

— ¡Le dije que lo harías!

— ¿Por qué hiciste eso?

— ¡Porque creí que querrías hacerlo!

— ¡Damien!

— ¡Gea! —Me responde de la misma manera.

Intento calmarme, pero no puedo. Esto es demasiado. Voy a matarlo, voy a acabar con su vida y con todo lo que hay en ella. No puede estar hablándome en serio. Esto debe de ser una inmensa broma. No puedo creerlo.

PERFECTA 2. Dime que me amas © Deborah HirtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora