Capitulo 13.

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  No me fijé cuando había sonado la campana, hasta que vi que todos comenzaban a coger sus mochilas y a formar una fila frente a la profesora. Colgué mi mochila en mi hombro y puse ambas manos encima de la mesa. Como era de esperarse, quedé de última gracias a mi lesión. Justin pasó por la puerta, como si me hubiese ignorado por completo. ¿Y ahora? Debería irme yo sola... ¡Claro que no! Tardaría una eternidad en llegar a mi siguiente clase.

— ¡Justin! —Le llamé, esperando a que se diera la vuelta y regresara para ayudarme. Después de un largo rato aguardando por él, volvió. Su expresión estaba tal como siempre: nula e indescifrable.

—Perdona por haberte molestado... Pero necesito de tu ayuda, por favor. —Traté de lograr que mi voz sonara lo más amable posible, no quería irritarlo.

—No hay problema. ¿Dónde quieres ir?

—A mi casillero, para luego ir a mi clase de Historia.

— ¿Puedes subir a mi espalda?

—Sí, eso creo. —Se agachó. Di un pequeño salto y me aferré a sus hombros. Entrelacé mis propias manos para sujetarme bien. Justin se puso de pie, saltando para que pudiese acomodarme. Tenía un enorme pánico cuando vi que íbamos por las escaleras. Nunca me había gustado la idea de estar en la espalda de alguien mientras baja las escaleras.

—No te asustes.

— ¿C-cómo sabes que estoy asustada?

—Sentí tu cuerpo tensarse —dijo con voz ronca—. Es sencillo, no te caerás.

—B-bueno...

—Ya bajé las escaleras.

—Ahora me siento ridícula.

—No tienes por qué. ¿Cuál es tu casillero?

—Es el 263.

Los pasillos estaban desiertos, por supuesto, todos estaban en clases. Me sentí culpable porque sabía que Justin estaba tarde y no tenía excusa para ello. La mía era mi estúpido tobillo. Se agachó nuevamente, una vez que estuvimos frente a la puerta. Me saqué la chaqueta y se la entregué. De mis labios salió un «gracias».

—Señorita Sanders, llega tarde. —El profesor me miró con los brazos cruzados desde su escritorio.

—Torcedura de tobillo. —Me encogí de hombros—. Vine lo más rápido que pude. Es difícil bajar las escaleras.

—Tome asiento.

— ¿Qué pasó? —susurró Kim cuando me senté en la silla junto a ella.

—Te explico luego —le dije. Luego saqué mi cuaderno y anoté los ejercicios escritos en el pizarrón.

[...]

Realmente no me gustaba esta idea. No era tan malo escribir un ensayo, no para mí. Estaba más que entendido que ya no podía hacer nada al respecto, nada más quejarme mientras empacaba mi ropa. Sí, hoy era el día de campamento. Aún no tenía mi tobillo en un buen estado, así que esto sería peor de lo que imaginaba. Notaba un mal presentimiento.

Me había tocado levantarme mucho más temprano de lo usual; idea de la profesora Stevens. Ella no quería desperdiciar ni un solo segundo al aire libre, por lo que nos exhortó estar en la escuela a las seis treinta como muy tarde. Mi alarma sonó a las cinco.

Una vez que terminé de guardar las cosas que pensaba necesario para mis tres días de tortura, papá me echó una mano al bajar mi bulto mientras mamá me ayudaba a bajar. Ésta vez iría a la escuela con Josh, ya que Danny y Kim no estaban disponibles para llevarme. Me senté en el asiento del copiloto. Saludé a mi amigo como siempre, él hizo lo mismo.

Not An Ordinary Boy. -Justin Bieber-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora