Capitulo 37.

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  —No tanto como tú. —Se encogió de hombros, restando importancia.
El viaje en el auto de Justin fue silencioso, al igual que la mayoría de ellos. Estaba acostumbrada, así que no me pareció incómodo.

—Te veré más tarde. —Besé su mejilla—. Gracias por el suéter —respondí, para luego abandonar el coche.

Saludé a mis amigos, quienes me sonrieron y me marché con ellos al interior de la escuela. Nos sentamos en los pasillos, como hacíamos en los días de mucha lluvia.

—¿Cómo te sientes? —pregunté mirando a Danielle.

—Mejor —habló—. Mi voz ya no es como la de un ogro.

—Pudiste haber sido la esposa de Shrek.

—Ja, ja, Ryan. ¿Te doy un Grammy por la peor broma? —Arqueó una ceja.

—Qué odiosa —se quejó nuestro amigo—. ¿Se fue tu humor por el suero? —Danny sólo lo fulminó con la mirada.

[...]

«No voy a poder esperarte, tengo un almuerzo familiar sorpresa y ellos odian que llegue tarde. Y si lo hago, me convertirán polvo. Sin exagerar» Escribí velozmente en mi celular, antes de empujarlo dentro del bolsillo de mis jeans.

Todos mis primos estarían ahí, al igual que mis abuelos y tíos. Cada año nos reuníamos, y decidimos que éste iba a ser en mi casa, todos aceptamos la idea. Me gusta convivir con ellos, pero cuando nos visitan, mamá y papá se ponían súper estrictos. Tenía que darme prisa.

A mi alrededor ya no había nadie, así que aproveché la situación para agacharme, dar un salto y elevarme en el aire. Cuando la brisa sopló, perdí el equilibrio y casi me estrellé contra el asfalto. Una vez que estaba cerca de mi casa, quise parar. Pero olvidé que no sabía hacerlo. La otra vez, fue Justin quien lo hizo. Sólo me limité a cerrar los ojos, preparándome para recibir un golpe.

—¡Emma! —chilló la voz de mi tía Alicia. Corría hacia mí, luego se agachó para verme. El golpe había sido más ruidoso de lo que yo estaba pensando. Cuando me ayudó a levantar, miró la parte posterior de mi antebrazo izquierdo, que estaba sangrando.

—Estoy bien, tía —insistí mientras ella con cuidado me ayudaba a levantar. El dolor era molestos, pero soportable. Ella pronunció un «vamos» antes de conducirme a la puerta principal.

Todos voltearon sus cabezas para verme, incluso mis primos. Elena se puso de pie rápidamente, examinándome.

Por Dios! ¿Qué te pasó? —Ella le hizo una seña a mi primo Cory para que fuese a buscar algo. Regresó después de tres minutos, con un paño húmedo en sus manos.

Me quejé de dolor cuando sentí el frío y mojado objeto contra la herida. Mamá se disculpó. A siguiente vez que lo hizo, fue más despacio, pero aun así me dolía.

—Todavía no puedo entender cómo pudiste haber hecho eso en tu brazo —dijo mamá, sirviéndose un poco más de ensalada en su plato. Todos habían vuelto a comer una vez que ya el drama pasó.

—Ya te he dicho que fue porque me tropecé por tener las zapatillas desatadas. El asfalto no es una almohada, ¿sabías? —respondí con irritación. Sí, me raspé el brazo, ya ocurrió. No hay vuelta atrás. ¡Entiéndanlo! Introduciendo una cucharada de puré de papas en mi boca, esperé a que por fin dejara el tema en el olvido.

—Ten más cuidado la próxima vez, hija. —Puse los ojos en blanco. Bueno, ella se preocupaba por mí, pero era demasiado molesto.

—Está bien —dije, resignada. No quería iniciar una discusión y menos frente a toda la familia materna. Ella nunca me lo perdonaría. Procuraba siempre causarles buena impresión a todos, todo el tiempo.

Not An Ordinary Boy. -Justin Bieber-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora