Epilogo.

31 2 0
                                    


  —Sí, Justin, soy yo. —Mi voz salió ronca, lo cual irritaba mi garganta. Hice una mueca de disgusto por la molestia que sentía. Levantó la cabeza tan rápido como hablé y su expresión fue de sorpresa y alegría. Tiré de mis labios en una sonrisa, ignorando mi garganta reseca, él también lo hizo.

—Estoy tan aliviado de que estés bien. Si tú no sobrevivías, no sabía que iba a pasar conmigo. Te amo mucho, Emma. —Entrelacé mis dedos con los suyos, mi mano estaba pálida, al igual que el resto de mi piel—. ¿Quieres agua?

—Por favor... —respondí con suavidad. En cuando Justin me alcanzó el vaso que estaba en la mesita, le di un sorbo. Dejé el vaso en su mano cuando supe que ya me sentía mejor. Intentaba no moverme demasiado, ya que sentía varias punzadas—. ¿Qué pasó? —pregunté, refiriéndome a lo sucedido ¿anoche?

—Bala cerca del pulmón. —Suspiró con pesadez—. Por suerte, no llegó a hacer mucho daño porque apenas sí lo tocó. No lo sé, eso fue lo que entendí por lo que me dijeron los médicos. Pero la cirugía, según ellos, salió bien y te estarás recuperando en unas semanas.

—Vaya... —articulé, conmocionada. Hacía unas horas mi vida colgaba de un hilo, estaba sangrando y no podía respirar. Y ahora estaba en una cama de hospital, operada y con Justin a mi lado, asegurándome que todo iba a salir bien.

—Tuve que mentir diciendo que era tu hermano, porque de otra manera no me hubieran dejado pasar para verte... —Él chasqueó la lengua, esbozando la mitad de una sonrisa.

—¿Sabe alguien más que estoy aquí? —Justin sacudió la cabeza.

—Cuando fui a tu casa a ver si estabas, había una nota que decía que estabas en casa de Ryan. Hice méritos para averiguar dónde vivía el chico. Y cuando fui y pregunté por ti y dijo que no estabas, entré en pánico. Tuve que decirle que me equivoqué de persona y fue cuando me topé con Scott y Adam.

—¿Hablaste con alguien más? —jadeé—. Vaya, Justin. Eso es un logro...

—Cierra la boca —espetó, fingiendo molestia—. Para situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Lo hice porque significas un mundo entero para mí y no soportaría el hecho de perderte.

—Sí que he hecho un gran trabajo contigo.

—Me inspiraste para que deseara cambiar. Gracias. —Se levantó de la silla ubicada a mi izquierda y posó sus labios sobre los míos durante un corto tiempo.

—Cambiaste mi vida, le diste una chispa de diversión. Gracias por eso. Te amo, Justin. Muchísimo.

—Bien... Ya es hora de un descanso. —La misma enfermera que anotaba cosas la otra vez, se acercó a mí—. ¿Cómo te sientes?

—Creo que estoy mejor... —musité con disgusto, porque Justin ya se había marchado.

—No te preocupes, tu hermano volverá en cuanto duermas un rato. ¿De acuerdo? —Sonreí ante las palabras «tu hermano»—. Se nota que te quiere mucho, ojalá yo fuera así con mi hermana menor... En fin, te dejé unas pastillas en la mesita y un vaso de agua por si sientes algo de dolor.

—Está bien.

[...]

—Hey —susurró una voz familiar. Con lentitud, abrí los ojos para ver su silueta en el marco de la puerta. Se movía con pasos paulatinos.

—Hola, Justin.

—¿Qué tal te sientes? —preguntó.

—Hambrienta —confesé. Vi que en sus manos había una bandeja y la colocó en la mesita junto a mí.

—He llegado a tiempo, ¿no? —Asentí y él se sentó a mi lado. En la bandeja había un vaso de jugo con un tazón de sopa. No iba a decirle que odiaba la sopa, sólo por el hecho de que Justin se estaba preocupando por mí.

Él me ayudó a comer, puesto que cada vez que me movía dejaba escapar un quejido por el dolor que llegaba a mi cuerpo. Siendo honesta, la sopa sabía horrible. El jugo no estaba tan mal, sólo por ser de cereza.

—Iré a llevar esto —avisó—. No tardaré, pequeña.

—De acuerdo, no importa. —Le dediqué una última sonrisa antes de marcharse.

Después de que se fue, me costaba respirar por mi cuenta. El oxígeno simplemente no estaba ingresando como debía ser. La máquina al lado de mí no dejaba de emitir un pitido demasiado agudo, que resultaba insoportable. Y yo me estaba preguntando: «¿Por qué rayos no estaban funcionando aquellos tubos de plástico debajo de mi nariz?»

Justin apareció enseguida, con la mirada preocupada. Se fijó en la máquina y después fue a llamar a los médicos. Uno entró corriendo, pero no supe qué pasó después porque todo se volvió negro.

«—Uno... Dos... Tres... ¡Ahora!

—¡Otra vez!

—Sigue sin responder. ¿Ahora qué?

—Traten de nuevo. Un intento más...»

"Emma," una voz familiar pronunció mi nombre suavemente. Me hallaba en medio de la nada. Todo a mi alrededor estaba oscuro, excepto frente a mí. Un cuerpo irradiaba una brillante luz hacia donde me encontraba.

"¿Josh?" Di vueltas, tratando de encontrarlo.

"No puedes venir aún. Todavía hay mucha gente que te quiere."

«—Pequeña. —Se oyó una voz en el fondo, totalmente distinta a la de Josh—. En cualquier momento te puedes dejar ir si eso quieres...»

"No le hagas caso. Justin sólo te está tranquilizando y a él mismo. Tiene miedo. No vayas a dejarlo."

"Los doctores no pueden ayudarme. ¿Qué se supone que debo hacer?"

"Creo que ya sabes..."

"¿Josh?" Al no obtener respuesta, supe que se había ido otra vez. ¿Cómo demonios iba a despertar? "¡Justin!" grité, esperando de alguna manera que me escuchara.

«—Estoy siendo egoísta. Demasiado. Pero no puedo estar sin ti. —La voz de Justin se oía distante, pero entendía cada palabra—. Ellos se fueron. Creen que ya te has ido, sin sospechar que saboteé el monitor cardíaco. Me han dado un momento a solas contigo. Lo siento. Sin embargo, sé que lo que ellos hacían ya no te traerían de vuelta. Existe otra forma que sí lo hará...»

[...]

—¿Sabes? —Justin habló. Tenía su brazo encima de mis hombros. Su mirada estaba en el hermoso atardecer. ¿Quién diría que la vista fuera tan hermosa desde un árbol?—. Scott y Adam ya no te harán nada, a ninguno de los dos. Ellos no existen ya.

—Un problema menos del cual preocuparnos. Pero queda uno más grande —respondí, inclinando mi cabeza sobre su pecho—. Explicarle todo a mis padres...

—Me siento culpable ahora. No debí hacerlo...

—Yo tampoco quería irme. Si hubiera podido, también te lo pediría. De hecho, en ese momento Josh me decía que no te dejara, porque no era momento aún para irme con él.

—Vaya, ¿nos estará observando? —De pronto, una suave brisa movió todas las hojas del árbol. La sentí cálida, mi sonrisa no tardó en aparecer. Asentí con lentitud.

—Te amo —suspiré, para luego mirarlo a los ojos. Su mirada café estaba sobre mí, sin embargo, estaba segura de que la mía pasó de ser azul a roja.

—Yo te amo más. —Inclinó su cabeza hacia adelante. Cerré los ojos, en cuestión de segundos sentí que nuestros labios se unieron—. Y te amaré por siempre. —Volví a atrapar su boca con la mía, prologando el beso, haciendo que ambos deseáramos nunca acabar.

«Fin.»  


Espero y la hayan  disfrutado.


Not An Ordinary Boy. -Justin Bieber-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora